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lunes, 4 de febrero de 2013

Gobernador Ameliach: El 4F marcó el inicio de la revolución bolivariana


Descargar 006cfa148061a4ae2146f530e5c8b1a8_XL.jpg (352,1 KB)DEIBYS DAZA-.El 27 de noviembre de 1992, Francisco Ameliach y unas 50 personas, entre civiles y militares, llevaron a cabo la Operación Yare, que tenía dos motivos: rescatar al ahora presidente Hugo Chávez y deponer al gobierno de Carlos Andrés Pérez. El plan no logró los objetivos, pero sin duda, se convirtió en uno de los episodios más heroicos de aquella rebelión.

Así opinó Ameliach, quien junto al coronel Alejandro Maya Silva (a) y el teniente coronel (r) Ronald Rangel contó ayer los pormenores de aquella operación marcada por el compromiso con el pueblo.

Las acciones se iniciaron en la madrugada del 27 de noviembre, cuando el capitán, Ameliach se movilizó desde el oriente hasta la capital, con el propósito de participar de la Operación Yare, para rescatar a Chávez.

Ameliach no contaba con tropas, pues para aquel entonces tenía otras tareas asignadas que no conllevaban comandar hombres, lo que le facilitó su desplazamiento.

Recordó que en compañía de Ronald Acosta, quien era sargento, un compañero de nombre César Peñaloza y el profesor José Francisco Jiménez Castillo, trataron de tomar la alcabala que estaba en las inmediaciones de Yare, eran cerca de las dos de la mañana, sus armas, apenas tres pistolas y una escopeta.

Los cuatro oficiales explican que se resguardaron en una estación del antiguo Instituto Nacional de Obras Sanitarias, a 50 metros de la alcabala, a esperar por los refuerzos. Venían desde La Victoria, estado Aragua. Se trataba del ahora coronel Alejandro Maya Silva, quien era teniente en esa época. Cuando Ameliach se une al teniente Maya Silva, inician la operación para rescatar a Chávez.

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“Iba a ser muy difícil porque había más de 400 personas dentro de (la cárcel) de Yare y nosotros éramos como 50 y luego, la aviación tampoco nos apoyó, pues no sobrevoló el lugar. Así que la estrategia planificada fue disparar los morteros para dar la sensación de que la Aviación estaba contribuyendo con el asalto. El propio Ameliach se encargó de manipular el mortero, tenía las coordenadas para disparar las granadas y hacerlas llegar al patio.

La primera granada disparada por los revolucionarios hacia el patio del centro penitenciario fue, pasadas las siete de la mañana. Recibieron respuestas de quienes controlaban la cárcel.
“Cada disparo de ellos tumbaba media pared del rancho de bahareque donde nos escondíamos, cuando ya llevábamos medio rancho por el suelo le dije a mi mayor Ameliach: ‘Vámonos que nos van a matar’, y él me contestó: ‘Todavía quedan granadas’”, contó Maya Silva.

Momento de la retirada

La retirada del rancho fue en medio de una lluvia de balas, narran los oficiales. Huyeron en un vehículo marca Chevette, alquilado por Ameliach para la operación, y que condujeron a dos manos.

Además de los 46 hombres que habían venido con Maya Silva, estaban unos 10 civiles que habían sido movilizados por el profesor Jiménez Castillo, entre ellos estudiantes universitarios.
Precisamente, uno de los estudiantes fue quien condujo una Pailoder (retroexcavadora), usada por los revolucionarios para tratar de derribar la puerta de Yare.

Sin embargo, fueron replegados por un cohete AT4, explosivo de alta potencia. El repliegue implicó que los revolucionarios se guarecieran en las montañas de Pardillal, por casi dos días.
Ameliach volvería a su lugar de comando en Oriente, casi nadie notó su ausencia en su puesto de maniobras. Maya Silva en cambio fue puesto preso.

Hecho revolucionario

El 27 de noviembre de 1992 fue la segunda intentona cívico militar realizada en menos de un año contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.

La acción militar estaba integrada por oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) en todos sus componentes, pero sobre todo la Fuerza Aérea, con el objetivo de establecer una Junta de Gobierno cívico-militar que permitiera unificar las FAN derrocar el bipartidismo y reorientar las políticas del país hacia la atención social de la población. El malestar y la protesta social, así como el rechazo de más de 90% de la población hacia las políticas del gobierno de turno expresadas en episodios como El Caracazo, despertaron la conciencia del pueblo y del sector castrense revolucionario.

Ameliach: “No nos arrepentimos de nada”

Para Francisco Ameliach, el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 tuvieron una Revolución “madre”, que fue el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando el pueblo venezolano se alzó contra el paquetazo neoliberal que trató de imponer Carlos Andrés Pérez.

Ameliach señaló que esos hechos marcaron a una generación de oficiales que se sentían en deuda con el pueblo que, por órdenes de Pérez, fue masacrado por las Fuerzas Armadas.
“Si en algo hemos avanzado ha sido en esto, la Fuerza Armada Nacional cada día se compenetra más con las necesidades del pueblo y esto es un proceso que no tiene vuelta atrás”, concluyó.

Recordó que siendo alferez se juramentó en el Movimiento Bolivariano 200 (MBR-200), nacido en 1982 y liderado por el comandante Hugo Chávez. La formación que recibió, sumado al clima político motivó a él y a cientos de oficiales a incorporarse a las filas revolucionarias del 4-F y el 27-N. “No nos arrepentimos de nada de lo que hicimos”, afirmó, pues para él, “ese día inició la unión cívico militar que se consolida hoy en el país”.