El fin de Rato en Bankia, según Guindos
Las respuestas que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha remitido al instructor del caso Bankia en la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, y a las que ha tenido acceso EL PAÍS, son un intrincado relato de su papel en la crisis de Bankia. Por un lado Guindos trata de explicar que no intervino directamente en la salida del expresidente de la entidad, Rodrigo Rato y afirma: "En ningún momento solicité la salida del presidente Rodrigo rato". Y añade: “Desconozco las razones que motivaron a Rato a presentar su dimisión”. Refuerza esta idea al asegurar que “nunca se presentó un plan” de capitalización “de BFA-Bankia para su aprobación al Ministerio de Economía", puesto que el competente para ello es el Banco de España.
Esta afirmación choca con la que realizó el exgobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, que declaró que "perdió totalmente el control" de Bankia cuando Economía exigió a Rato un nuevo plan de capitalización de la entidad distinto del que ya había aprobado el Banco de España el 17 de abril. El ministro insiste en que nunca solicitó "ningún plan concreto" al expresidente de Bankia, pero admite que su departamento dialogó con la entidad sobre medidas "concluyentes y creíbles" para eliminar las dudas que pesaban sobre ella.
Este argumento de Guindos también es contrario al expresado por el propio expresidente de Bankia, que desveló en la Audiencia Nacional que, poco antes de su dimisión, el Gobierno le pidió un nuevo plan para la entidad, a pesar de que el anterior tenía el visto bueno del Banco de España. Rato explicó que entendió que había perdido la confianza del Gobierno. Ahora habrá que esperar la decisión del juez sobre estas aparentes contradicciones.
Las visitas de Rato
De Guindos relata su relación con Rodrigo Rato y dice que le visitó en “numerosas ocasiones” para presentarle “diversas operaciones de fusión”, y en uno de los encuentros le comentó que “una de ellas estaba prácticamente finalizada”, aunque a los pocos días confirmó que "se había frustrado". Ante esta situación, Rato le planteó "un conjunto de actuaciones" para garantizar la viabilidad del banco, entre las que se encontraban una solicitud de 7.000 millones adicionales del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Lo cierto es que Guindos nunca creyó que este plan era suficiente para reflotar Bankia y menos sin un relevo en la presidencia.
También hubo más relaciones directas entre Economía y Bankia. Por ejemplo, el ministro desvela que el 4 de mayo, el secretario del Consejo de Bankia, Miguel Crespo, envió un correo electrónico al subsecretario del Ministerio de Economía, Miguel Temboury, en el que se podía leer: "Miguel, este es el documento que hemos presentado en el Banco de España. Saludos". Sin duda, un mensaje que implica una estrecha relación.
Pese a todos los contactos, Guindos asegura que no hubo intromisión en los planes de saneamiento, que fueron los que determinaron la salida de Rato, pero admite que seguía de cerca todo lo que le ocurría a Bankia. La razón de esta monitorización de la entidad es que "por su carácter sistémico, estaba contaminando la percepción del conjunto del sector financiero y de la prima de riesgo”. “Las dudas sobre la solvencia de las entidades de crédito implican un mayor coste para el contribuyente”, asegura el ministro.
Luis de Guindos añade en sus declaraciones que “el Gobierno tenía y tiene la obligación de conocer lo que ocurría en Bankia, sin perjuicio de las competencias del Banco de España porque había recibido avales del Estado por 34.953 millones y tenía fondos públicos por 4.465 millones”. Para evitar suspicacias sobre la invasión de competencias, el ministro afirma:“Resulta útil recordar que en la Ley de Autonomía del Banco de España, artículo 7.2, se establece que en todas las competencias reservadas a esta institución, está obligada a apoyar la política general del Gobierno”.
¿Por qué actuó el ministerio?
El titular de Economía relata que en marzo y abril de 2012 se va creando una situación de "alarma generalizada", lo que obligó a su ministerio a abordar una serie de actuaciones, tras haber redactado un real decreto sobre provisiones en febrero. Guindos cuenta con detalle las preocupaciones que le transmitieron los más altos responsables de organismos internacionales (FMI y BCE) por el sistema financiero español y más concretamente por Bankia. La primera que se las expuso fue la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, según el ministro. Con ella mantuvo entre enero y abril tres reuniones, en las que “la situación específica de BFA-Bankia fue el asunto principal", tanto por "la magnitud del problema como por el riesgo de contagio al resto del sistema financiero español dado su carácter de entidad sistémica". Pero las dudas sobre el sistema "y en particular sobre el grupo BFA-Bankia eran también compartidas por el Banco Central Europeo" y por los analistas de bancos de inversión, cuyos informes constataban que la entidad "tenía un déficit de provisiones y de capital" que, "por su carácter sistémico, estaba contaminando la percepción" del conjunto del sector.
En varias ocasiones, el ministro relata que uno de los problemas del grupo era que controlaba el 40% del Banco de Valencia, una entidad que necesitaba una fuerte recapitalización, y que fue “intervenida el 21 de noviembre de 2011, un día después de las elecciones generales y pocos meses después de la salida a Bolsa de Bankia”, en una apostilla que sin duda apunta a la connivencia entre el anterior equipo del Banco de España y el Gobierno socialista.
Toda esta situación va empeorando, según este relato, porque la solución de Bankia "requería necesariamente ir más allá" del cumplimiento de la normativa aprobada. Economía mantuvo conversaciones con el Banco de España y con la entidad y “se discutieron distintas estrategias globales a seguir", es decir, "medidas concluyentes y creíbles que hicieran disipar las dudas que se cernían sobre la entidad". La aceleración del deterioro de la economía, las dudas sobre el sistema financiero, y "la no disipación de las dudas sobre la cuarta entidad, que no había presentado una estrategia creíble para calmar la alarma en el mercado", así como la proliferación de informes negativos, recalca el ministro, "obligan al Gobierno a endurecer las reglas de aprovisionamiento de activos" y esto llevó a un callejón sin salida a Rato. Tras estas declaraciones, quizá lleguen nuevas comparecencias para aclarar todo lo ocurrido en aquellos turbios días de mayo
EL PAIS