¿Cómo comer bien en el trabajo?
Una nutrición inadecuada se asocia directamente a mayores problemas de salud y a un menor rendimiento, tanto en el ámbito doméstico como en el laboral. según estudios la productividad de quien está mal nutrido puede reducirse hasta un 20%.
Dado que una tercera parte del día, como mínimo, está dedicada a trabajar, el lugar de trabajo es, o más bien debería ser, el más propicio para llevar a buen término la teoría y práctica de una alimentación saludable, de la misma forma que se va implementando ya en centros y comedores escolares.
La jornada laboral está estructurada en torno a los refrigerios y las comidas: el descanso para el café, la hora del almuerzo y la merienda. Estos momentos brindan la oportunidad a la empresa para facilitar a los trabajadores el acceso a una comida sana.
No es recomendable comer en restaurantes con frecuencia
Sin embargo, la oferta actual con la que se encuentran la mayoría de trabajadores se halla muy alejada del significado de una alimentación saludable, lo que explica que los trabajadores tengan dificultades para lograr el equilibrio nutricional diario necesario. Asimismo, se aprecia una tendencia hacia la reducción del tiempo destinado a las comidas en el trabajo. Para ajustarse lo máximo posible a estos horarios, los trabajadores se ven obligados a acudir a restaurantes que les garantizan ‘comer rápido’, pero que, a menudo, también representan las opciones menos convenientes para mantener una dieta sana y equilibrada.
No se debería comer frente al computador
Por otro lado, en algunos países se está viviendo con absoluta normalidad la desaparición formal de los horarios de las comidas, mientras se extiende el llamado fenómeno SAD (acrónimo de ‘Stuck At Desk’, pegado a la mesa), que equivale a no salir del entorno laboral y almorzar en las mesas de trabajo. A esto se suma que las máquinas expendedoras están repletas de refrescos, patatas fritas, dulces o bollería industrial, y muchas reuniones ya no se contemplan sin este tipo de bollería para acompañar al café.
Alimentos para llevar a la oficina
Ciertos tóxicos industriales, determinados patrones de conducta alimentaria, estrés y condiciones de trabajo mejorables se comportan en sí mismos como factores de riesgo que aceleran la aparición de enfermedades crónicas (cardiovasculares, obesidad, cáncer o diabetes, entre otras). El papel que juega la dieta en la salud es incuestionable.
Las últimas investigaciones se centran en el consumo suficiente de antioxidantes como vitaminas A, E y C, selenio y polifenoles. En esta línea de estudio se aboga por la inclusión en la dieta de alimentos ricos en antioxidantes, más abundantes en los vegetales de color vivo (cítricos, uvas negras, melocotones y albaricoques, ciruelas moradas, frutos secos, tomate, pimientos rojos, calabaza, remolacha y zanahoria). Acostumbrarse a llevar el almuerzo, la merienda e incluso la comida preparada de casa sigue siendo un hábito saludable y conveniente si la oferta alimentaria en el trabajo no es la adecuada.
Acciones que deberían tomar las empresas
Las empresas deben facilitar el acceso a la comida sana a los trabajadores y promover el cambio de conductas insanas como el hábito alcohólico, el tabaquismo y el sedentarismo. Desde la Organización Internacional del Trabajo (ILO, en sus siglas inglesas) se alienta a las compañias a poner en práctica diversas acciones saludables. Entre ellas se encuentran:
- Menús diarios en los comedores de empresa que incluyan alimentos de mejor calidad (alimentos frescos como frutas, verduras, pescado o ensaladas).
- Opciones más saludables a precios subvencionados.
- Regulación del contenido de las máquinas expendedoras de alimentos y bebidas en el lugar de trabajo. Promoción de opciones saludables como zumos de fruta, frutos secos con cáscara, así como bocadillos vegetales, además del agua. Y fruta.
- Vales de comida para los trabajadores en los restaurantes que ofrecen menús más equilibrados.
- Oferta gratuita de frutas.
A nivel nacional e internacional algunas instituciones y empresas privadas han puesto en marcha iniciativas saludables para promover la salud por la alimentación y la actividad física en el ámbito laboral.
Dado que una tercera parte del día, como mínimo, está dedicada a trabajar, el lugar de trabajo es, o más bien debería ser, el más propicio para llevar a buen término la teoría y práctica de una alimentación saludable, de la misma forma que se va implementando ya en centros y comedores escolares.
La jornada laboral está estructurada en torno a los refrigerios y las comidas: el descanso para el café, la hora del almuerzo y la merienda. Estos momentos brindan la oportunidad a la empresa para facilitar a los trabajadores el acceso a una comida sana.
No es recomendable comer en restaurantes con frecuencia
Sin embargo, la oferta actual con la que se encuentran la mayoría de trabajadores se halla muy alejada del significado de una alimentación saludable, lo que explica que los trabajadores tengan dificultades para lograr el equilibrio nutricional diario necesario. Asimismo, se aprecia una tendencia hacia la reducción del tiempo destinado a las comidas en el trabajo. Para ajustarse lo máximo posible a estos horarios, los trabajadores se ven obligados a acudir a restaurantes que les garantizan ‘comer rápido’, pero que, a menudo, también representan las opciones menos convenientes para mantener una dieta sana y equilibrada.
No se debería comer frente al computador
Por otro lado, en algunos países se está viviendo con absoluta normalidad la desaparición formal de los horarios de las comidas, mientras se extiende el llamado fenómeno SAD (acrónimo de ‘Stuck At Desk’, pegado a la mesa), que equivale a no salir del entorno laboral y almorzar en las mesas de trabajo. A esto se suma que las máquinas expendedoras están repletas de refrescos, patatas fritas, dulces o bollería industrial, y muchas reuniones ya no se contemplan sin este tipo de bollería para acompañar al café.
Alimentos para llevar a la oficina
Ciertos tóxicos industriales, determinados patrones de conducta alimentaria, estrés y condiciones de trabajo mejorables se comportan en sí mismos como factores de riesgo que aceleran la aparición de enfermedades crónicas (cardiovasculares, obesidad, cáncer o diabetes, entre otras). El papel que juega la dieta en la salud es incuestionable.
Las últimas investigaciones se centran en el consumo suficiente de antioxidantes como vitaminas A, E y C, selenio y polifenoles. En esta línea de estudio se aboga por la inclusión en la dieta de alimentos ricos en antioxidantes, más abundantes en los vegetales de color vivo (cítricos, uvas negras, melocotones y albaricoques, ciruelas moradas, frutos secos, tomate, pimientos rojos, calabaza, remolacha y zanahoria). Acostumbrarse a llevar el almuerzo, la merienda e incluso la comida preparada de casa sigue siendo un hábito saludable y conveniente si la oferta alimentaria en el trabajo no es la adecuada.
Acciones que deberían tomar las empresas
Las empresas deben facilitar el acceso a la comida sana a los trabajadores y promover el cambio de conductas insanas como el hábito alcohólico, el tabaquismo y el sedentarismo. Desde la Organización Internacional del Trabajo (ILO, en sus siglas inglesas) se alienta a las compañias a poner en práctica diversas acciones saludables. Entre ellas se encuentran:
- Menús diarios en los comedores de empresa que incluyan alimentos de mejor calidad (alimentos frescos como frutas, verduras, pescado o ensaladas).
- Opciones más saludables a precios subvencionados.
- Regulación del contenido de las máquinas expendedoras de alimentos y bebidas en el lugar de trabajo. Promoción de opciones saludables como zumos de fruta, frutos secos con cáscara, así como bocadillos vegetales, además del agua. Y fruta.
- Vales de comida para los trabajadores en los restaurantes que ofrecen menús más equilibrados.
- Oferta gratuita de frutas.
A nivel nacional e internacional algunas instituciones y empresas privadas han puesto en marcha iniciativas saludables para promover la salud por la alimentación y la actividad física en el ámbito laboral.
AGENCIA