El brote de ébola que afecta a Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria es mayor de lo que arrojan las cifras oficiales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Los números están ampliamente subestimados”, ha dicho la organización en un comunicado. Esta situación implica que durará aún “varios meses más”, añade, y, por tanto, la OMS ha adaptado sus planes de respuesta a esas previsiones.
La gravedad de la situación ha llevado a que los tres países más afectados, Guinea, Sierra Leona y Liberia, hayan decidido no solo el cierre de fronteras entre ellos para intentar frenar los desplazamientos de personas infectadas. También han decretado medidas internas de contención. Por ello, el Programa Mundial de Alimentos ya está atendiendo a un millón de personas que están en las zonas de cuarentena (entre los tres países reúnen unos 22 millones de habitantes), y la OMS ha hecho un llamamiento para que más países aporten suministros. Además, en la zona es temporada de lluvias, a la que los campesinos de Liberia, por ejemplo, llaman “temporada de hambre”, porque las inundaciones impiden trabajar los campos y, además, aumentan las enfermedades como la malaria, el dengue y el cólera.
Las medidas se van volviendo cada vez más drásticas ante la imposibilidad de los países de contener el virus siguiendo los métodos ya probados, de identificar y aislar a los enfermos y sospechosos. El último caso que se ha sabido de Nigeria ilustra bien estos problemas. El país no tiene frontera con los otros tres, y el ébola llegó en avión el 20 de julio transportado por Patrick Sawyer, un funcionario liberiano que desoyó a los médicos de su país y viajó a una reunión en Lagos pese a que estaba en observación porque su hermana había fallecido de ébola. Sawyer fue ingresado nada más aterrizar, pero en el trayecto y la estancia en el hospital tuvo contacto con unas 70 personas, de las que 11 han dado positivo al ébola y cuatro ya han fallecido.
En esta situación, el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, ha pedido sin ambages ayuda internacional, informa José Naranjo.“Tenemos mucho trabajo que hacer y mucho entrenamiento que recibir”, dijo. En el mismo sentido, la presidenta liberiana, Ellen Johnson-Sirleaf aseguraba días atrás que “esto es muy, muy serio”. “Nos aproximamos a una catástrofe. Necesitamos médicos y toda la ayuda posible. Esto no es un problema de Guinea, Liberia o Sierra Leona, es un problema del mundo”.Una de las infectadas fue una enfermera del hospital que le trató. El miércoles, el ministro de Sanidad nigeriano, Oneyebucho Chuwaku contó indignado su caso. “Desobedeció las instrucciones de los médicos” que la tenían en observación, y viajó a Enugu, una ciudad a 450 kilómetros al este de Lagos. Ahí enfermó y se confirmó que tenía ébola. Como consecuencia de este viaje —cuyas causas se desconocen— se identificó a 21 personas que estuvieron en contacto con ella, a las que ha habido que hacer un seguimiento. Ayer, Chukawu rebajó la alerta al afirmar que el número de contactos sospechosos a seis.
La ayuda llega poco a poco. El Centro de Control de Enfermedades (CDC) de EE UU anunció hace unos días que va a desplegar a otros 50 expertos en la zona. Además, ha enviado equipos de análisis para acelerar la identificación de los casos positivos. EE UU ha anunciado una ayuda de 12 millones de dólares (9 millones de euros), y China acaba de enviar a Liberia el equivalente a 1,2 millones de euros, aparte de un avión con ayuda.
Además de estas ayudas, España ha contribuido con otras partidas específicas para el ébola. Se han destinado 100.000 euros para la estrategia regional de la OMS, otros 50.000 para la ONG Acción contra el Hambre en Guinea y 150.000 euros para una unidad de respuesta de emergencias en Sierra Leona de Cruz Roja, según los datos facilitados por un portavoz de Exteriores.Por su parte, la Comisión Europea ha destinado cerca de 12 millones de euros desde marzo pasado para contener el ébola. España anunció el jueves el envío del primer avión con 5.400 kilos de material sanitario al hospital católico de San José de Monrovia, donde se contagió el misionero Miguel Pajares. Además de esa aportación, el Gobierno español ha asumido los costes del traslado del religioso fallecido y una religiosa no contagiada, Juliana Bonoha Bohé. El Ejecutivo de Mariano Rajoy no ha informado públicamente del coste de esta operación. Distintas fuentes del sector de las aseguradoras consultadas por este periódico señalan que los gastos oscilan entre 240.000 y 500.000 euros. En el caso de las ONG, sus aseguradoras asumen los gastos de repatriación de sus miembros.
También ha sido España la que pidió que en la reunión de ministros de Exteriores de la UE de ayer se introdujera un punto en el orden del día sobre el ébola, informa Ignacio Fariza. Pero sus conclusiones se limitaron a manifestar su apoyo y la necesidad de que haya una respuesta internacional coordinada.
El Ministerio de Sanidad, a través de los consulados, ha distribuido recomendaciones a los españoles que viven en esos países, como evitar el contacto directo con la sangre o los líquidos corporales de un paciente o un cadáver y con objetos que puedan estar contaminados, así como no tocar a animales salvajes ni consumir su carne, ya que esa es la vía por la que el ébola pasó de los murciélagos a los humanos. Exteriores les aconseja, desde el día 8, que piensen en “abandonar temporalmente” Liberia, Guinea y Sierra Leona. Por su parte, el Gobierno de Estados Unidos ha anunciado que alargará los visados de las personas de los países con ébola para que puedan retrasar la vuelta.Aparte de la ayuda, a los países les preocupa especialmente la seguridad de sus nacionales desplazados a los países con ébola. El Ministerio de Exteriores estima que hay cerca de 500 españoles en la región: ocho en Liberia, 260 en Nigeria, 160 en Guinea y 30 en Sierra Leona, donde además está desplazado un equipo de cooperantes de Cruz Roja que Exteriores calcula en 16 o 17 personas.
La última prueba de la internacionalización del miedo al ébola la ha dado el Comité Olímpico Internacional (COI). Ante la próxima celebración de los Juegos de la Juventud en China —una especie de Juegos Olímpicos júnior— ha decidido excluir a tres atletas de los países afectados: dos que iban a competir en deportes de combate y un nadador. El COI admite que con ello se causa un doble dolor a los afectados, después de la incertidumbre de vivir en un país con ébola, y afirma que a los afectados se les invitará a una competición futura
EL PAIS
.