El panel del BCE rebaja su pronóstico de inflación por el petróleo
La inflación de la eurozona será del 0,7% en 2016 según el consenso de los expertos consultados por el Banco Central Europeo (BCE), que este viernes han recortado en tres décimas su pronóstico por el abaratamiento del crudo. Los analistas encuestados apuestan también por una tasa de inflación más débil para el próximo ejercicio, cuando prevén que los precios subirán un 1,4%, una décima menos que en su estimación de octubre, mientras que su previsión para 2018 es de una inflación del 1,6%, aún por debajo del objetivo de estabilidad de precios del BCE. Este dato da alas a una posible nueva ronda de estímulos monetarios en marzo, tal y como ayer dejó entrever el presidente del instituto emisor, Mario Draghi.
"En el corto plazo, los encuestados esperan un fuerte efecto amortiguador de la inflación por el desarrollo de los últimos acontecimientos en el precio del petróleo", señala el BCE en un comunicado. No obstante, la institución comunitaria señala que los analistas consultados siguen esperando un "fuerte repunte de la inflación en 2016 y 2017" gracias a la actual recuperación de la actividad económica y las medidas de política monetaria que ahora puede redoblar.
El pronóstico de inflación de los analistas consultados por el Eurobanco se sitúa así por debajo de las expectativas de los técnicos del propio banco central, que apuntaban en sus últimas previsiones, hechas públicas en diciembre, a una inflación del 1% en 2016 y del 1,6% en 2017. Draghi se mostró ayer pesimistasobre la evolución de las principales variables macroeconómicas, entre ellas la inflación, por el empeoramiento de la situación internacional. Esta frágil evolución hace más plausible un nuevo estímulo necesario a corto plazo.
Mejores previsiones de paro
En el nuevo cuadro de previsiones, los analistas citados por el BCE también han revisado a la baja su previsión de paro para la eurozona, que cerrará 2016 en el 10,3%, dos décimas por debajo de su anterior pronóstico. El abaratamiento del petróleo —una materia prima de la que la mayoría de países del euro son importadores netos— y la debilidad del euro frente al dólar —que impulsan las exportaciones— deberían jugar un papel esencial en la reducción del desempleo. Las diferencias entre Estados, sin embargo, siguen siendo muy amplias: en noviembre, cuando la oficina estadística europea publicó los últimos datos de desempleo, las tasas de paro fluctuaban entre el 4,5% de Alemania y el 21,4% de España o el 24,6%. La media de la zona euro se situaba en el 10,5%.
Según las previsiones del panel de analistas, en 2017 y 2018 la tasa de desempleo de la zona euro se debería situar, respectivamente, en el 9,9% —dos décimas menos de lo previsto en octubre— y en el 9,4%.
Donde no hay cambios es en la previsión de crecimiento del PIB: los analistas del panel del Eurobanco mantienen sus pronósticos de octubre, que apuntan a una expansión de la eurozona del 1,7% en 2016 y del 1,8% en 2017. Según estos pronósticos, en 2018 la economía de la zona euro crecerá un 1,7%.
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