El genoma del lagarto anolis verde (anolis carolinenesis) fue secuenciado, lo que facilita comprender la evolución de los mamíferos y otros vertebrados, cuyos huevos se adaptaron a la reproducción fuera del medio marino, según une estudio publicado el miércoles.
La aparición "del huevo amniótico" que contiene el líquido necesario al desarrollo del embrión, fue "una de las grandes innovaciones de la historia de la vida" que permitió la conquista del medio terrestre, subrayan los investigadores.
Con huevos dotados de su propio micro-medio acuático, los vertebrados ya no tenían necesidad de encontrar depósitos de agua para reproducirse.
Hace unos 320 millones de años, los vertebrados "amniotes" se separaron en dos líneas: los mamíferos y los reptiles, pájaros incluidos.
"A veces hay que tomar cierta distancia para aprender como el genoma humano evolucionó", subrayó Jessica Alfoldi (Broad Institute, en el están asociados la Univeridad de Harvard y el MIT, en Estados Unidos), primer autor del estudio que aparece en la revista científica Nature.
El genoma de la lagarto anolis verde norteamericano (Anolis carolinensis) contiene 18 pares de cromosomas, de los cuales 12 de talla pequeña (microcromosomas), como el cromosoma sexual X, que fue identificado.
Los investigadores descubrieron de esta forma muchos genes relacionados con la visión de los colores de los lagartos, que pueden percibir los ultravioletas, a diferencia de los seres humanos.
El análisis del ADN de la lagartija dio también un nuevo esclarecimiento sobre el origen de muchos elementos del genoma humano que no sirven para codificar la síntesis de las proteínas.
Los científicos suponían que esos elementos sin cambio desde hace milenios podían provenir de antiguos "transposones", o sea pequeños pedazos de ADN que pudieron haberse copiado en múltiples ejemplares al interior del genoma humano.
El género de "los anolis es una librería viviente de elementos transportables", subraya Jessica Alfoldi, quien precisa que en el lagarto, los genes "siguen saltando de un lado para otro" al interior del genoma.
Comparando los elementos móviles del genoma del lagarto con el ADN humano, el equipo de investigadores descubrió que un centenar de elementos no codificables del genoma humano vienen de esos "genes saltarines".
La aparición "del huevo amniótico" que contiene el líquido necesario al desarrollo del embrión, fue "una de las grandes innovaciones de la historia de la vida" que permitió la conquista del medio terrestre, subrayan los investigadores.
Con huevos dotados de su propio micro-medio acuático, los vertebrados ya no tenían necesidad de encontrar depósitos de agua para reproducirse.
Hace unos 320 millones de años, los vertebrados "amniotes" se separaron en dos líneas: los mamíferos y los reptiles, pájaros incluidos.
"A veces hay que tomar cierta distancia para aprender como el genoma humano evolucionó", subrayó Jessica Alfoldi (Broad Institute, en el están asociados la Univeridad de Harvard y el MIT, en Estados Unidos), primer autor del estudio que aparece en la revista científica Nature.
El genoma de la lagarto anolis verde norteamericano (Anolis carolinensis) contiene 18 pares de cromosomas, de los cuales 12 de talla pequeña (microcromosomas), como el cromosoma sexual X, que fue identificado.
Los investigadores descubrieron de esta forma muchos genes relacionados con la visión de los colores de los lagartos, que pueden percibir los ultravioletas, a diferencia de los seres humanos.
El análisis del ADN de la lagartija dio también un nuevo esclarecimiento sobre el origen de muchos elementos del genoma humano que no sirven para codificar la síntesis de las proteínas.
Los científicos suponían que esos elementos sin cambio desde hace milenios podían provenir de antiguos "transposones", o sea pequeños pedazos de ADN que pudieron haberse copiado en múltiples ejemplares al interior del genoma humano.
El género de "los anolis es una librería viviente de elementos transportables", subraya Jessica Alfoldi, quien precisa que en el lagarto, los genes "siguen saltando de un lado para otro" al interior del genoma.
Comparando los elementos móviles del genoma del lagarto con el ADN humano, el equipo de investigadores descubrió que un centenar de elementos no codificables del genoma humano vienen de esos "genes saltarines".
AFP