-El politólogo Leopoldo Puchi señaló a través de su artículo de opinión de esta semana, asegura que existen “tres líneas de la oposición” ante los recientes comicios electorales.
Una partidaria del “reconocimiento desde ya” de Nicolás Maduro como presidente electo, la otra, el desconocimiento de los resultados emitidos por el CNE, hasta que se pronuncie el TSJ, y una tercera posición sobre el desconocimiento permanente.
“En cualquier parte del mundo, resultados cerrados generan tensiones. Hay denuncias de irregularidades, naturales en estos casos, que deben ser procesadas”, expresa Puchi en su artículo.
A continuación el artículo completo:
En la oposición se manejan tres líneas frente a la situación postelectoral creada por los cerrados resultados y por la controversia en torno a los números suministrados por el Consejo Nacional Electoral. Unos factores son partidarios del reconocimiento desde ya de Nicolás Maduro como presidente y de procesar las impugnaciones por la vía institucional. En esta orientación están la Conferencia Episcopal de Venezuela y los partidos Acción Democrática y Copei.La otra línea es la del desconocimiento de los resultados emitidos por el CNE hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo de Justicia, pero se plantea acatar la decisión de esta instancia, en el momento en que sea tomada. De este camino son partidarios sectores de Primero Justicia.La tercera posición es la del desconocimiento permanente de los resultados que han sido anunciados por el CNE. En esta perspectiva se ubican algunos medios de comunicación y las fracciones más radicalizadas del campo opositor, como los jóvenes de Javu, así como los grupos internacionales que tienen como figura representativa a Roger Noriega. Proponen apelar ante tribunales fuera del país y presionan por una “primavera árabe”. Todavía no se sabe cuál es la posición definitiva del candidato de la MUD, Henrique Capriles Radonski.Del lado del Psuv, se maneja la línea “ningún pacto con la burguesía”.Esto ha llevado a que, por un lado, se designe una comisión de diálogo de alto nivel y, simultáneamente, en la Asamblea se les niegue el derecho de palabra a los diputados de la MUD. También existen otros factores en su seno que consideran que se ha llegado a la “etapa de la dirección proletaria de la revolución” y que el proceso debe profundizarse.En el cruce de líneas de Gobierno y oposición privó, durante algunas semanas, el radicalismo. De allí la conflictividad y el ambiente de belicosidad que se ha vivido. Ahora la situación tiende a tranquilizarse, con los altibajos propios de la pugna tan polarizada que vivimos. El Gobierno debe asumir ante todo su responsabilidad de gobernar, de atender los problemas urgentes en materia de abastecimiento, impulso de la producción nacional, protección del ciudadano frente a la delincuencia y, en general, una mayor eficiencia en la gestión pública.En cualquier parte del mundo, resultados cerrados generan tensiones.Hay denuncias de irregularidades, naturales en estos casos, que deben ser procesadas. No tienen que ver con la plataforma de votación informática, ni con el registro electoral o los cuadernos de votación. Las actas que están en manos del gobierno son las mismas que están en manos de la oposición. Pero el comando de campaña de Henrique Capriles estima que ha habido irregularidades, de otra naturaleza, en un número determinado de mesas. Le corresponde al TSJ procesarlas y decidir al respecto. Lo lógico es que el fallo sea aceptado, aunque se pueda estar en desacuerdo. Por otra parte, no hay instancia internacional que tenga jurisdicción en materia electoral sobre nuestro país. Faltaría por definirse, entonces, cuál sería la actitud de la MUD y del Psuv ante un veredicto que no les sea favorable.