Tras casi 10 años sin incrementar los tipos de interés, la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, por fin los han elevado, en lo que podría significar el inicio de un nuevo ciclo y el fin de la crisis.
La entidad presidida por Janet Yellen ha aumentado el precio oficial del dinero en un cuarto de punto porcentual, para llevarlo de una horquilla comprendida entre el 0% y el 0,25% hasta otra que se mueve entre el 0,25% y el 0,50%.
Pero la clave no reside en la magnitud del incremento. “Es una subida solo de un cuarto de punto”, ha recalcado la propia Yellen en la rueda de prensa que ha ofrecido. Tampoco en el nivel al que ha subido los tipos, que siguen estando muy baratos desde una perspectiva histórica.
Un dato lo evidencia: desde 1971, el tipo de interés medio de la Fed se encuentra en el 5,5%. Lo relevante es el mensaje que Yellen y la Fed lanzan al mundo con esta decisión: esta subida representa una ruptura.
Atrás queda el extraordinario despliegue monetario con el que el banco central estadounidense ha plantado cara a la crisis durante los últimos años. En adelante, lo que toca es desmantelar estas medidas.
Ya había dado los primeros pasos en esta dirección con la finalización de las políticas más extraordinarias, aquellas con las que bombeaba más dinero con la compra de deuda en el mercado (QE), pero subir los tipos posee una envergadura mayor.
“Esta decisión marca el final de un periodo extraordinario”, ha asegurado Yellen. “Hemos decidido actuar porque las condiciones eran satisfactorias. Los riesgos globales persisten, pero la economía estadounidense está fuerte”, ha agregado.
Más en detalle, supone empezar a normalizar los intereses tan anormalmente bajos vistos desde 2008, ir imponiendo unas condiciones monetarias menos generosas y, sobre todo, evaluar la fiabilidad de la recuperación.
La Fed también se la juega con esta medida, ya que las subidas de los tipos pondrán a prueba si la reactivación económica de los últimos años, plasmada en un crecimiento continuo desde junio de 2009 y en una tasa de paro que ya ha bajado al 5%, tolera unas condiciones monetarias menos generosas que las de los últimos tiempos.
Si no las tolera, se habrá equivocado y tendrá que dar marcha atrás.
“Subidas solo graduales”
Consciente de este desafío, la Fed ha afirmado en su comunicado que no tendrá demasiada prisa a la hora de encarecer el precio del dinero.
“La Fed espera que las condiciones económicas evolucionen de una manera y garantizará solo una subida gradual de los tipos”, ha precisado Yellen.
Y para que quede aún más claro, ha añadido: “Los tipos posiblemente seguirán, por un tiempo, por debajo de los niveles que se puede esperar que prevalezcan a largo plazo”.
Por otro lado, ha confirmado que “el proceso de normalización será suave (…) queremos subir los tipos de manera gradual y prudente. Ahora tenemos que observar el impacto del aumento en la economía, que siempre se produce con retardo”, ha remachado.
Las previsiones de los propios miembros del banco central refuerzan este mensaje.
En septiembre, solo tres de los 17 miembros de la Fed veían los tipos por debajo del 1% a finales de 2016; ahora son cuatro de 17, mientras que hace tres meses, cuatro de esos 17 miembros los situaban por encima del 2%; ahora, apenas uno opina lo mismo.
La media de las previsiones de los integrantes de la Fed sitúa los tipos en el 1,375% a finales del próximo año. O lo que es lo mismo, anticipa un incremento de un cuarto de punto por trimestre.
El mercado, sin embargo, no ubica el siguiente repunte hasta la reunión de junio de 2016.
“La verdadera prueba vendrá en 2016. La Fed seguirá basando sus decisiones en los datos económicos. En medio de un entorno económico mediocre, los inversores harán conjeturas acerca de las reuniones en las que subirán los tipos y en las que no”, avisa Stefan Kreuzkamp, responsable de inversiones de Deutsche Asset & Wealth Management.
A su vez, los pronósticos sobre el ritmo al que la entidad aumentará los intereses encajan con las nuevas previsiones económicas difundidas este miércoles por el banco central estadounidense, que apenas ve un poco más de crecimiento y algo menos de paro.
Hace tres meses, la Fed situaba el crecimiento de 2016 en el 2,3%, y el de 2017, en el 2,2%; ahora eleva el primero al 2,4% y el segundo lo mantiene. En cuanto al paro, rebaja la tasa tanto de 2016 como de 2017, del 4,8% al 4,7%. Y en cuanto a la inflación, en 2016 la ve en el 1,6%, frente al 1,7% anterior, y la de 2017 la deja en el 1,9%.
Al mismo tiempo, y como muestra de que su pretensión es iniciar un viraje tranquilo de las condiciones monetarias, la Fed ha confirmado que seguirá reinvirtiendo el dinero procedente del vencimiento de los bonos que tiene en su balance. De este modo, su balance seguirá registrando pocos cambios y se mantendrá en torno a los 4,5 billones de dólares en los que se encuentra ahora.
Con información de El Confidencial