James Clapper, máximo responsable de las agencias de inteligencia en Estados Unidos, aclaró las dudas que existían sobre las potenciales ventajas que ofrecerían los dispositivos conectados del futuro con respecto a sus opciones en monitorización y espionaje.
En su testimonio ante el senado de los EE.UU. Clapper admitió que "en el futuro, los servicios de inteligencia podrían usar la Internet de las Cosas para la identificación, vigilancia, monitorización, seguimiento de la localización y establecimiento de objetivos para el reclutamiento, o para ganar acceso a redes o a las credenciales de los usuarios".
Esta semana la Casa Blanca anunció la creación de un puesto para el llamado Chief Information Security Officer, que se encargará de gestionar todo lo relacionado con la ciberseguridad. Entre sus tareas estará la de asegurarse de que el Departamento de Seguridad Nacional "pruebe y certifique dispositivos conectados a la 'Internet de las Cosas'".
Todos estos dispositivos serán una fuente casi ilimitada de datos sobre los tipos de actividad que los usuarios realizan con ellos, y es sorprendente que uno alguien como Clapper haya admitido algo así. Queda por ver dónde queda el debate sobre una privacidad a la que parece que de nuevo los ciudadanos estadounidenses -y los del resto del mundo- no tienen derecho según esos comentarios.
Ese futuro hiperconectado que nos plantean grandes y pequeñas de la tecnología tiene muchas ventajas interesantes, pero también riesgos que deberemos tratar de controlar con nuestro propio uso de estos dispositivos. Muchos expertos en seguridad dan por hecho que las agencias de inteligencia de Estados Unidos -y por extensión, de todo el mundo- tratarán de acceder a todos los datos que se transfieren entre esos dispositivos. Xataca