El presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, ha explicado que, cuando su junta tomó posesión del cargo el 1 de julio de 2010, descubrió que la entidad azulgrana "debía más de 60 millones de euros a los jugadores", contando todas las secciones profesionales.
"En unas semanas teníamos que pagar 100 millones, pues además de esos 60 se debían más de 30 millones a la Seguridad Social", ha declarado durante el juicio sobre la impugnación de la asamblea de 16 de octubre de 2010 por parte del expresidente del club, Joan Laporta.
Rosell ha acudido a declarar a la Ciudad de la Justicia en representación del FC Barcelona, al que Laporta y sus directivos demandaron después de que en la citada asamblea se acordara ejercer una acción de responsabilidad social contra ellos por las pérdidas de 47,8 millones de euros acumuladas en su mandato.
Según Laporta, el club no le permitió, tal como establece el artículo 50 de los estatutos, defender ante los socios compromisarios su gestión económica, que se cerró con un superávit de 11,1 millones al cierre de la temporada 2009-10. En aquella asamblea, en cambio, se aprobaron unas pérdidas de 79,6 millones en ese último ejercicio.
"Sometimos a la aprobación de los socios las mismas cuentas que presentó la directiva de Laporta, pero aplicando las siete salvedades que determinó la auditoría de Deloitte, que además fue la elegida por él, no por nosotros", ha explicado Rosell.
El presidente ha aclarado que Laporta, como el resto de compromisarios, tuvo a su disposición las cuentas que se iban a aprobar diez días antes, pero no se presentó en las oficinas del club.
El próximo 11 de noviembre está prevista la reanudación del juicio con el visionado de la grabación de la asamblea de compromisarios de 2010. Después, el caso quedará visto para sentencia.