El avance de Internet tiene incontables beneficios sociales, educativos y económicos, pero también ha facilitado un auge de formas cada vez más brutales de pornografía infantil, alerta la
ONU en un reciente estudio.
En su inmensa mayoría los autores de este tipo de delitos son hombres, y tres cuartas partes de las víctimas que aparecen en el material analizado son niñas, cada vez más jóvenes.
"Se ha observado un nivel cada vez mayor de violencia y una edad cada vez menor de las víctimas en el material sobre abuso sexual de menores", indica el estudio.
"Entre 2011 y 2012 se ha estimado que hubo un incremento del 70 % en el material de abuso sexual centrado en niñas menores de 10 años, con material, no poco común, de abusos involucrando a niños muy pequeños y a bebés", agrega.
El informe de la ONUDD también alerta de que la abundancia de pornografía infantil en la red "desensibiliza" a quienes buscan esos contenidos y les lleva a buscar contenidos "cada vez más extremos", alimentando así "un círculo vicioso".
"Como el nuevo material contiene imágenes cada vez más violentas de víctimas cada vez más jóvenes, los delincuentes pueden buscar materiales más extremos para obtener los mismos niveles de satisfacción", señala el documento.
La expansión de los dispositivos móviles con acceso a internet de banda ancha supone un desafío añadido ante estos delitos, más aun cuando esa tecnología se propaga en países en desarrollo, cuyas policías y leyes están poco preparadas para hacerles frente.
El uso de las últimas tecnologías, según el estudio, hace que los responsables sean más difíciles de detectar ya que, por ejemplo, usan archivos informáticos que desaparecen una vez visionados o utilizan sofisticados sistemas de almacenamiento remoto de datos.
Y con la expansión de los dispositivos con internet han aparecido nuevos delitos antes inexistentes.
En concreto, la ONUDD denuncia que existe pornografía infantil "a la carta" en la que los pedófilos determinan a los grupos criminales la edad, raza, sexo o el contenido de las imágenes.
Otro nuevo delito es la emisión en directo de los abusos, lo que hace más difícil su detección, y que es posible gracias a los teléfonos y tabletas con grabación de vídeo.
Por último, el informe alerta del "sexting", una práctica en la que los propios menores generan un contenido de carácter sexual, y que puede ser por propia voluntad o por coerción de algún tipo.
El estudio advierte que uno de los problemas es que los menores no son conscientes de los problemas de revelar información privada en la red o que una vez que difunden un archivo, ya sea una fotografía o vídeo, pierden el control sobre él.
Para Tejal Jesrani, una experta de la ONUDD que ha coordinado el estudio, los padres tienen un papel fundamental en prevenir que los menores caigan en prácticas peligrosas.
Para ello, "deben hablar abiertamente de los riesgos y limitando el horario de acceso a los dispositivos electrónicos", dijo en declaraciones a Efe en Viena.
De hecho, la expansión de los teléfonos inteligentes hacen más vulnerables a las potenciales víctimas, ya que, por ejemplo, los sistemas de localización por GPS permite ubicarlas en todo momento.
Uno de los grandes problemas en estos delitos es que mientras que quienes compran esa pornografía viven en su mayoría en países ricos, las víctimas de los abusos más brutales se hallan en países en desarrollo, especialmente en el sudeste de Asia o en África.
"Todo el mundo va a tener un teléfono inteligente, pero no todo el mundo tendrá leyes que protejan de este tipo de delitos", concluyó Bjørn-Erik Ludvigsen durante la presentación de informe.EFE