El Gobierno nepalí quiere poner fin a la caza de brujas en Nepal con la aprobación de una ley que penalizará con sentencias de hasta diez años de prisión el ataque a mujeres acusadas de practicar la brujería.
La Ley de la Brujería, que ha sido aprobada por el Ejecutivo y debe ser ratificada en el parlamento -donde éste posee la mayoría-, penalizará a todo aquel que, entre otros abusos, "golpee, queme, torture, fuerce a comer heces o desnude" a una mujer por el hecho de creer que es una bruja.
"El Gobierno ha estado trabajando en esta ley durante los últimos cuatro años y fue impulsada por el incremento de este tipo de crímenes", dijo Banukaji Baniya, consejera legal del ministerio nepalí de la Mujer, Infancia y Bienestar Social.
La ley también castigará con hasta tres años de prisión a todo aquel que acuse a una mujer verbalmente de practicar la brujería, a cinco años de cárcel al que la condene al ostracismo o al exilio, y hasta siete años si el que denuncia la magia negra es un curandero.
"La creencia de que las brujas existen se halla muy arraigado en la sociedad (nepalí), sobre todo en el sur", explicó a Efe la activista por los derechos de las mujeres Bandana Rana.
Según la activista -directora del documental "La bruja: mito o realidad"- son sobre todo mujeres solteras y desamparadas las que suelen ser objeto de este tipo de acusaciones y a menudo se trata solo de una estratagema para robarle sus escasas posesiones.
Además, los que perpetran el crimen buscan con frecuencia la colaboración de un curandero para justificar la afrenta, dijo la funcionaria especialista en la protección de la mujer y la infancia Shanta Bhattarai.
"Y para los curanderos acusar a una mujer de ser una bruja es su modo de mantener su posición (de autoridad) dentro de la sociedad", agregó la funcionaria.
Una práctica común en el pasado -añadió Bhattaria- era culpar a una mujer de haber echado un maleficio si una persona o el ganado enfermaban de gravedad, algo que ayudaba a los curanderos a cubrirse las espaldas si no conseguían encontrar el antídoto a algún mal.
El proceso de concienciación, sin embargo, ha limitado estas prácticas al sur de Nepal, donde los intentos de educar a la población contra esas creencias han sido con frecuencia boicoteados, añadió Bhattaria.
La activista Rana se congratuló por una ley que impulsará la concienciación sobre el tema, y que habían reclamado organizaciones de los derechos humanos desde finales de los años 90, pero mostró su preocupación sobre cómo será llevada a la práctica.
"Si el proceso burocrático es muy largo a la hora de registrar denuncias la eficacia de la ley podría verse perjudicada", aclaró Rana, que pidió que se den "indicaciones claras" para poder implementarla de la manera más efectiva posible.
Además de las penas de prisión, la ley también estipula que los acusados, sin son hallados culpables de haber atacada a una mujer por brujería, entreguen una compensación económica a la víctima, una pena que se extenderá también a los instigadores.
La Comisión de Asia de Derechos Humanos presentó en un informe sobre brujería en Nepal varios casos de mujeres atacadas por practicar la magia negra, donde especificaba que muchas eran intocables, el estrato más bajo del sistema de castas hindú.
Una de ellas, Kalli Kumari, fue golpeada, humillada en público y forzada a comer sus propios excrementos hasta que, ante la amenaza de cortarle los pechos, confesó que era bruja y aceptó compensar a un vecino por la epidemia que había hecho que enfermara su ganado.