despejase el camino a octavos.
Con cinco defensas, los del Malmö vinieron a dar la razón al Cholo, quien ya había advertido en la previa que los suecos eran más de lo que podía aparentar su procedencia. Bien plantados atrás y aseados en la salida de ese esférico que sólo tenían (querían tener) de vez en cuando, concedieron todo el protagonismo a los colchoneros. Con el balón en su poder, los rojiblancos insistieron repetitivamente en los centros al área a Mandzukic para abrir la lata. No resultó. Tampoco los intentos desde fuera del área de Siqueira, Arda o Mario.
Ya se intuía el posible plan futuro cuando la ocasión más clara del primer acto no llegó por alto. Arda Turan -sobresaliente de nuevo el turco- filtró un pase en el área a Griezmann para que este lanzara un misil que se estrelló en el larguero y el rebote lo cazó Mandzukic para que un zaguero sueco ejerciese de salvador y lo sacase de la misma línea de gol. Una jugada que confirmaba un problema pendiente de solución: los delanteros rojiblancos necesitaban ver puerta. Sí o sí.
Simeone encontró la llave
En el descanso, Simeone dio con la clave. Un solo movimiento de piezas ofreció el antídoto a la famosa pócima sueca. Adelantó a Koke, que había actuado durante el primer acto como mediocentro. Y el canterano, más próximo al área y con la misión de poner el balón en el piso, inició su recital. A los 48 minutos abría el marcador tras asociarse con Arda para derribar el muro sueco.
De nuevo a ras de césped, el canterano puso un balón en el punto de penalti que Mandzukic envió a las redes para reencontrarse con un gol que necesitaba aún más el autor del tercero, Griezmann. El francés, de nuevo a pase del ‘6’, lanzó otro zapatazo que, con cierto suspense tras golpear en el portero, se coló para matar el partido y enloquecer al internacional, quien se marchó poseído hacia el banquillo para celebrarlo con todos sus compañeros.
Para redondear el espectacular segundo acto, el Atlético quiso ser fiel a su contrastada efectividad en los saques de esquina y al decimoprimero llegó el gol. Godín emergió para cazar el esférico puesto por Koke. El canterano coronaba así una de sus noches más inolvidables en Champions: tres asistencias y un gol. Sólo dejó de intervenir en el tanto que remataba la goleada y que permitía a Cerci estrenarse como goleador rojiblanco. Y el Atlético ya es líder de su grupo. Gran noche.
MD