Los embarazos no deseados son evitados en Camerún con el planchado de los senos, que las madres practican a sus hijas, con palos ardientes en mano, a fin de retrasar el crecimiento de las mamas y con esto el inicio de las relaciones sexuales.
Esta práctica es una tradición en algunas zonas de África del Oeste y es altamente conocida en Camerún, donde las niñas en edad púber son objeto de esta mutilación casera que tiene graves consecuencias como la predisposición al cáncer, daño de los tejidos, abscesos e infecciones.
La agencia oficial de cooperación alemana GTZ, que ha luchado por frenar esta mutilación femenina, asegura que al menos el 25% de las mujeres en Camerún son víctimas del “planchado de los senos”.
La referida institución realizó una amplia investigación en 2006, con encuestas a 5.700 mujeres de 10 a 82 años, que reveló también que la mitad de las niñas cuyo pecho comenzó a crecer antes de los nueve años padecen esta práctica, más frecuente en las ciudades que en el campo. El 53% de las chicas de Duala, la mayor urbe del país, la han sufrido.
Contrario a lo que se piensa, muchas chicas en edad escolar que ha sido sometidas al “planchado” quedan embarazadas y deben abandonar la escuela. De hecho, en Camerún tres de cada diez mujeres están embarazadas o ya han tenido al menos un hijo al cumplir los 20 años; mientras que sólo el 26% de las casadas utilizan métodos anticonceptivos.
El sida es también una amenaza en Camerún, donde de cada 1.000 personas entre 15 y 49 años, 53 son seropositivas, según la Organización Mundial de la Salud. La esperanza de vida en este país es de 51 años.
Expertos consideran que la raíz del problema es el tabú de hablar de sexo con los hijos, por lo que 250 asociaciones bajo la organización paraguas Renata, ha entrenado a las “tías”, unas 15.000 jóvenes activistas que han recibido formación para educar a los adolescentes en salud reproductiva y sexual, incluida la prevención del sida.
“La gente cree que los senos van a atraer a los hombres, que los senos van a empujar a las niñas a tener relaciones sexuales precoces que pueden dejarlas embarazadas, que las niñas pueden crecer normalmente y continuar sus estudios después del planchado, que las niñas no tendrán vergüenza por tener ya pechos”, explican las activistas que promueven la campaña “Digamos no al planchado de senos”.
Con información de El País