Este lunes al programa Soluciones asistieron Morella Gómez, Directora Ejecutiva de Fundatecho, y Francis Añazco, coordinadora de la misma organización. Ambas discutieron acerca de cómo se puede rescatar a alguien que está en situación de calle e hicieron hincapié en que, primero, la persona debe tener el deseo de cambiar, porque no se puede brindar una orientación a quien no se quiere dejar ayudar.
Gómez expresó que la mayoría de los programas para resolver el problema de la indigencia en la sociedad sólo brindan una asistencia básica (alimentación, ropa y aseo) pero es necesario ir más allá, auxiliando en la reinserción laboral, si es que se quiere dar una respuesta efectiva.
Añazco señaló que muchos de los educadores de calle que trabajan en Fundatecho son personas que fueron rescatadas y debido a eso pueden entender el problema y generar empatía en los beneficiados por los planes de rehabilitación.
La desvinculación familiar está siempre presente en los casos de indigencia pues la pérdida de esos lazos hace que la persona se refugie en las drogas y el alcohol, indicó Añazco.
La Directora Ejecutiva de Fundatecho aclaró que darles dinero a las personas en situación de calle no es una respuesta adecuada, pues eso es en un sueldo que reciben y los mantiene en el mismo estado. Negó igualmente la conveniencia de ofrecerles comida. “Lo importante es ayudar a las instituciones”, manifestó.
En la organización se han atendido a más de 15 mil personas. Los programas consisten en una bolsa de trabajo y en el desarrollo de una serie de terapias para la capacitación creativa y la superación de las adicciones.
También se realizan, aseguró Gómez, charlas en las comunidades, donde se detectan a personas que tienen factores de riesgo y que podrían terminar en la calle. Es en esos casos que se activan mecanismos de prevención y se trabaja directamente con la familia, explicó.
El valor de la persona
“Lo principal es tener claro que son seres humanos a pesar de que lo han perdido todo”, dijo Añazco. Para ella la indigencia no tiene clase ni raza y todos estamos vulnerables a esa situación, por lo que los ciudadanos no deben ver a quienes viven en la calle como objetos que deben ser removidos sino como iguales que necesitan ayuda.