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miércoles, 15 de febrero de 2012

Reuters: La estrategia de multiplicar el gasto público podría ayudar a Chávez a lograr la victoria el 7-O


 (Reuters) - Con programas que van desde nuevas casas en barrios pobres hasta entrega de efectivo a ancianos y agobiadas madres, Hugo Chávez está abriendo en Venezuela la compuerta del gasto público para inclinar a su favor la balanza de lo que se vislumbra como la elección presidencial más dura de su carrera política.
La estrategia de multiplicar el gasto podría ayudar a Chávez a lograr la victoria el 7 de octubre, al atraer a los votantes aún indecisos y eclipsar el optimismo que intenta transmitir el candidato de oposición Henrique Capriles.
Sin embargo, una vez pasadas las elecciones, la expansión de la liquidez propiciada por el mandatario antes de la votación probablemente producirá síntomas de resaca en la economía del país miembro de la Opep.
La inflación podría alcanzar un 35 por ciento este año, la carga del endeudamiento parece ir en aumento y una devaluación de la moneda parece inevitable. Todo esto obligaría a Venezuela a pisar el freno fiscal y monetario en el 2013.
El presupuesto de la nación muestra un alza del 46 por ciento en el desembolso previsto para este año, mientras el gasto social de la petrolera estatal Pdvsa y una serie de fondos poco regulados están inyectando circulante extra al sistema.
No obstante, la economía venezolana bajo la rectoría del socialismo de Chávez ha desafiado reiteradamente las predicciones apocalípticas.
Con el precio de su principal producto de exportación -el petróleo- por encima de 100 dólares por barril, los inversores se mantienen satisfechos al comprar bonos con elevado rendimiento, incluso mientras Chávez prosigue su oleada de expropiaciones e incrementa el control sobre la economía.
A pesar del constante discurso contra los males del capitalismo, el militar retirado jamás ha amenazado con dejar de pagar la deuda.
Eso, combinado con el flujo constante de petrodólares, ha brindado seguridad a los inversionistas y permitió a Venezuela convertirse en el mayor emisor de bonos globales de Latinoamérica en el 2011.
Pero la expansión del gasto basada en los ingresos petroleros eleva la vulnerabilidad del país ante la caída de los precios del crudo y pone en jaque a la industria local, que ya lucha contra la arraigada inflación, los férreos controles económicos y las amenazas de nacionalización.
“En el corto plazo es poco probable que Venezuela tenga un incumplimiento, pero definitivamente hay una creciente preocupación en el mediano y largo plazo debido a la presión creada por estos nuevos bonos emitidos con cupones tan altos”, dijo Felipe Hernández de RBS Securities.
En las urbanizaciones donde el Gobierno está repartiendo casas a los venezolanos que por generaciones han vivido en la pobreza en medio de un mar de riqueza petrolera, la idea de que el país no tiene suficientes recursos para sustentar su nivel de gasto actual es visto como un absurdo.
“Claro que hay dinero, el petróleo está dando real (dinero). A cada venezolano le toca su gotica de petróleo, y ya me dieron la mía”, dijo Ruth Felisola, una ama de casa de 44 años que se acaba de mudar a un complejo de 158 apartamentos después de que su vivienda de zinc y madera colapsara por las lluvias.
Su apartamento de tres habitaciones, donde vende refrescos, golosinas y alimentos, tiene vista hacia un valle lleno de grúas amarillas y estructuras de hormigón a medio construir, que en los próximos meses se convertirán en viviendas.
Esto es sólo una parte del ambicioso plan de Gobierno de construir 200.000 viviendas este año con un costo cercano a 14.000 millones de dólares. La mayoría irá a manos de damnificados que perdieron sus casas por las torrenciales lluvias que golpearon al país en el 2010.
El gasto social fundamentado en las ventas petroleras le ha funcionado bien a Chávez en el pasado.
El lanzamiento de programas de educación, salud y alimentos subsidiados fue crucial en su victoria en el referendo revocatorio del 2004 y en la ventaja de más del 20 puntos porcentuales que obtuvo en la reelección del 2006, pero no tan eficiente en los comicios más recientes.
Además, el uso de los ingresos extraordinarios del crudo para crear campañas sociales relámpago ha tenido menos impacto para detener el alarmante auge de la violencia en Venezuela o una aguda crisis del servicio eléctrico en el 2010.
Esos problemas abrieron la brecha para que aspirantes opositores como Capriles retrataran a Chávez como un gestor poco competente, más ocupado en las cruzadas ideológicas que en lidiar con las dificultades del día a día.
El tratamiento al que se sometió Chávez en el 2011 tras un cáncer aún no identificado lo sacó del ojo público por semanas y las encuestas empezaron a ubicar a Capriles pisándole los talones, algo que nunca se hubiese pensado desde 1999.
Pero el militar retirado ha recuperado rápidamente parte del terreno perdido. Las últimas encuestas lo muestran disfrutando de una amplia ventaja en términos de popularidad de cara a las elecciones de octubre.

Dolor de cabeza

El apoyo que tiene Chávez entre los pobres se desprende no sólo de los programas sociales que asisten directamente a la gente, sino también de la sensación de bienestar económico, tras un 2011 en el que el Producto Interno Bruto (PIB) avanzó un 4 por ciento y con un pronóstico de crecimiento similar para 2012.
Pero la expansión de la economía también ha dejado secuelas. La inflación en Venezuela, que en 2011 fue del 27,6 por ciento impulsada por el gasto público, erosiona el poder adquisitivo de las personas y la demanda de bienes y servicios no puede ser satisfecha totalmente a consecuencia de la desinversión.
El sector privado ha sido cercado por el Estado como parte del camino al socialismo que transita el país y los controles de cambio y precios imponen barreras para producir, lo que en enero impulsó la escasez de bienes esenciales a niveles históricos.
La liquidez monetaria subió un 50 por ciento en el 2011 y se pronostica que se incremente otro 57 por ciento en el 2012, dijo Asdrúbal Oliveros, de la firma Econanalítica, lo que seguiría impactando los precios y creando un caldo de cultivo para un ajuste del tipo de cambio, tras dos devaluaciones desde 2010.
La estatal Pdvsa, que sería la primera beneficiada de una devaluación al ser una de las pocas empresas exportadoras del país, emitió un récord 10.322 millones de dólares en bonos el año pasado para enfrentar problemas de flujo de caja, representando un 59 por ciento de la deuda que en total emitió el país petrolero.
Pero economistas y analistas políticos coinciden en que ante las cruciales elecciones, en las que la pelea por la presidencia promete ser reñida, la decisión de devaluar se postergará.
Esto conduciría a otro año de ingentes emisiones, que podrían sumar entre 12.000 y 15.000 millones de dólares con elevados cupones para garantizar el éxito de las colocaciones.
Simpatizantes del Gobierno disfrutan riéndose de los profetas del desastre sobre la economía venezolana, en parte por su falta de tino en el pasado y también porque muchos programas sociales han cubierto las carencias de los más pobres.
El diputado Jesús Faría, del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv),subraya que pese al crecimiento de los precios, la inflación durante el Gobierno de Chávez ha sido inferior a otros períodos, cuando llegó a 100 por ciento.
“Si tenemos un gasto en expansión es porque tenemos que abordar problemas sociales que se acumularon durante siglos”, dijo.

El socialismo le cae bien a Wall Street

Mientras otros países de la región se vieron directamente envueltos en la crisis financiera global de 2008, los efectos de esta turbulencia llegaron tarde a Venezuela, que entró en recesión en 2009 por un lapso de año y medio tras la depresión de los precios petroleros.
El país nunca estuvo cerca de un incumplimiento de su ingente deuda externa, pero la prima de riesgo ha subido en la medida en que se multiplican las emisiones, otorgando grandesganancias a quienes tienen estómago para comprar títulos venezolanos.
John Carlson, gerente de portafolio de la firma Fidelity Investments en Boston, dijo que los papeles venezolanos representan entre 14 y 15 por ciento de los 6.000 millones de dólares que maneja.
La mayoría de los analistas de Wall Street recomienda comprar deuda venezolana, pese a las críticas que ellos mismos hacen a las políticas fiscales y a un desempeño económico marcado por un gasto público sin control.
Los subsidios y programas sociales han llegado a contar con tanto apoyo popular en un país en donde las clases menos favorecidas deciden el curso de las elecciones que los candidatos opositores no se han atrevido a sugerir su desarticulación.
Capriles prometió créditos y nuevos motores a los pescadores en un reciente recorrido por la costa del país, una oferta que, sin embargo, es desproporcionadamente inferior a las que Chávez puede hacer con el dinero de la renta petrolera.
Desde becas para los hijos de madres solteras hasta salarios para las personas en prisión, Chávez intenta revitalizar sus populares “misiones”, que son altamente exigentes en recursos.
“Todo lo que tengo lo tengo por él. Mi casa la voy a tener por él, mis hijos se benefician y ahora voy a conseguir trabajo con él. Si él no está, todo esto se acaba”, dijo Delkys Llamosa, una ama de casa de 27 años mientras hacía cola con su hija en busca de empleo.

(Traducido por Eyanir Chinea y Marianna Párraga. Editado en español por Silene Ramírez)