Japón conmemora este domingo 11 de marzo el primer aniversario del terremoto de 9 grados Richter y el devastador tsunami que arrasó el noreste del archipiélago y causó casi 20.000 muertos y desaparecidos, además de la peor crisis nuclear desde la de Chernóbil.
A las 14.46 hora local (05.46 GMT), la misma en la que el sismo hizo temblar el país, millones de personas guardaron un minuto de silencio en recuerdo a las víctimas de la tragedia, la peor vivida por Japón tras la II Guerra Mundial.
Además, se celebrarán memoriales en honor de los fallecidos en todas las ciudades costeras de Iwate, Miyagi y Fukushima, las tres provincias más afectadas por el desastre y todavía en plena reconstrucción, y en muchos lugares las sirenas de alerta volverán a sonar un año después para marcar el momento del seísmo.
En Tokio tendrá lugar una gran ceremonia en la que participarán, entre otros, el primer ministro, Yoshihiko Noda, y el emperador, Akihito, de 78 años, pese a que todavía se encuentra en proceso de rehabilitación tras una reciente operación de "bypass" coronario.
El emperador, que desde hace semanas había mostrado su voluntad de acudir al acto por el aniversario pese a su delicada salud, hizo tras la catástrofe de marzo un histórico discurso televisado para instar a los ciudadanos a no perder la esperanza, y después viajó en varias ocasiones a las zonas arrasadas.
Aunque en el noreste de Japón la mayoría de las zonas aparecen ya limpias, aún quedan por recoger 6 de los más de 22 millones de toneladas de escombros que dejó la gran masa de agua que golpeó cientos de kilómetros de costa.
Un año después, 334.000 personas se encuentran aún en viviendas temporales, unas 80.000 de ellas provenientes de la zona de exclusión decretada en un radio de 20 kilómetros torno a la maltrecha central de Fukushima Daiichi a causa de la elevada radiactividad.
El Gobierno japonés confirmó el pasado diciembre que los reactores dañados por el tsunami se encuentran en estado de "parada fría", aunque todavía se trabaja para contener las filtraciones y, a largo plazo, retirar el combustible nuclear.
Se calcula que las labores para desmantelar los reactores pueden llevar hasta 40 años.
EFE