El movimiento islamista Hamás, que controla Gaza, impidió hoy salir del territorio a alrededor de una treintena de trabajadores humanitarios y periodistas que querían dejar la franja en un momento de incremento de la violencia en la zona.
Tras el deterioro de la seguridad en la región, donde en las últimas 24 horas las milicias palestinas han lanzado unos 80 cohetes y el Ejército israelí ha matado a cuatro milicianos en distintos ataques, Israel cerró el puesto fronterizo de Erez, en el norte de la franja.
La ONU coordinó entonces una ventana de dos horas de apertura del cruce para la salida de los trabajadores internacionales, que Israel y Hamás aceptaron y fijaron para el mediodía.
Una veintena de trabajadores humanitarios y periodistas se dirigieron al primer puesto de control, el Arba-Arba, gestionado por Hamás, mientras otros ocho coches con trabajadores internacionales esperaban la apertura en las oficinas de Cruz Roja y de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA.
"Cuando nos dieron el visto bueno por parte de las autoridades israelíes y de la Autoridad Palestina (que gestiona el segundo control, el de Hamsa-Hamsa), nos hemos dirigido allí y nos hemos encontrado el paso Arba-Arba cerrado y sin personal, a excepción de algunos funcionarios que nos denegaron la salida hasta que recibieran la autorización de un superior", explicó a Efe Diego Gutiérrez, cooperante malagueño de la ONG Acción Contra el Hambre.
Tras varias horas de espera, la Oficina de Seguridad para las ONG en Gaza, GANSO, informó de que las autoridades locales de la franja se negaban a facilitar la salida y recomendó que regresasen a sus oficinas o viviendas para estar más seguros.
"Esto sienta un precedente que solo va a ser negativo para la población de Gaza", indicó el cooperante español.
Entre los trabajadores humanitarios a los que se ha impedido salir estaban empleados de Oxfam Reino Unido, del Comité Internacional de la Cruz Roja, CARE, Mercy Corps, Médico Int., y Anera.
Un portavoz del Ministerio de Interior en Gaza alegó a Efe que el paso Arba-Arba se había tenido que evacuar y cerrar después de que un ataque israelí hiriese a un oficial palestino, por lo que sus funcionarios no pudieron gestionar el paso de los cooperantes.
EFE Tras el deterioro de la seguridad en la región, donde en las últimas 24 horas las milicias palestinas han lanzado unos 80 cohetes y el Ejército israelí ha matado a cuatro milicianos en distintos ataques, Israel cerró el puesto fronterizo de Erez, en el norte de la franja.
La ONU coordinó entonces una ventana de dos horas de apertura del cruce para la salida de los trabajadores internacionales, que Israel y Hamás aceptaron y fijaron para el mediodía.
Una veintena de trabajadores humanitarios y periodistas se dirigieron al primer puesto de control, el Arba-Arba, gestionado por Hamás, mientras otros ocho coches con trabajadores internacionales esperaban la apertura en las oficinas de Cruz Roja y de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA.
"Cuando nos dieron el visto bueno por parte de las autoridades israelíes y de la Autoridad Palestina (que gestiona el segundo control, el de Hamsa-Hamsa), nos hemos dirigido allí y nos hemos encontrado el paso Arba-Arba cerrado y sin personal, a excepción de algunos funcionarios que nos denegaron la salida hasta que recibieran la autorización de un superior", explicó a Efe Diego Gutiérrez, cooperante malagueño de la ONG Acción Contra el Hambre.
Tras varias horas de espera, la Oficina de Seguridad para las ONG en Gaza, GANSO, informó de que las autoridades locales de la franja se negaban a facilitar la salida y recomendó que regresasen a sus oficinas o viviendas para estar más seguros.
"Esto sienta un precedente que solo va a ser negativo para la población de Gaza", indicó el cooperante español.
Entre los trabajadores humanitarios a los que se ha impedido salir estaban empleados de Oxfam Reino Unido, del Comité Internacional de la Cruz Roja, CARE, Mercy Corps, Médico Int., y Anera.
Un portavoz del Ministerio de Interior en Gaza alegó a Efe que el paso Arba-Arba se había tenido que evacuar y cerrar después de que un ataque israelí hiriese a un oficial palestino, por lo que sus funcionarios no pudieron gestionar el paso de los cooperantes.