Brasil y Uruguay empataron sin goles en el comienzo del hexagonal final del Sudamericano Sub 20 en un partido trabado y de desgaste físico muy bien planteado tácticamente por la ´Canarinha´, que no sumó los tres puntos por el desempeño salvador del portero Gastón Guruceaga.
Prevenida por la derrota por 2-0 ante los charrúas en la fase de grupos, Brasil introdujo varios cambios en el once y encaró el compromiso con una disposición táctica diferente y bien definida: asfixiar la creación de juego celeste y entregarse a la potencia de sus delanteros para atacar
Prevenida por la derrota por 2-0 ante los charrúas en la fase de grupos, Brasil introdujo varios cambios en el once y encaró el compromiso con una disposición táctica diferente y bien definida: asfixiar la creación de juego celeste y entregarse a la potencia de sus delanteros para atacar
la meta rival.La estrategia funcionó y Uruguay se vio incapaz de controlar el juego a merced de la presión brasileña, y se encomendó a su portero para desvirtuar las acometidas del rival, que no fueron muchas pero sí muy claras.
Así, una providencial intervención de Guruceaga evitó mediada la primera mitad el gol de Thalles, que disparó muy fuerte sobre el horizontal culminando un contragolpe conducido por Yuri Mamute.
Brasil pasaba por sus mejores momentos mientras Uruguay celebraba cada balón paradode que disponía, aunque fuese de saque de banda.
Fue así como fraguó su oportunidad más clara de todo el partido, poniendo desde la línea lateral un balón al área que le cayó en gracia a Facundo Castro, que disparó a bocajarro para que Marcos se luciera despejando con una mano lo que era un gol cantado.
A partir de ahí el choque entró en una fase de mucha fricción y tiempo perdido que concluyó con un empate que le supo más a revancha a los brasileños que a salvación a los uruguayos.
EFE
