Los representantes de los trabajadores de Caja Madrid lograban un aumento salarial, que podía llegar al nivel de un director de oficina, al ser elegidos para un cargo en su sección sindical. Así lo establece un acuerdo firmado en diciembre de 2009 por la caja y los sindicatos —CC OO, UGT, CSICA y ACCAM— que fijó que los delegados elegidos "secretario general o figura equivalente" pasaban a cobrar como "un director de oficina nivel B" (más de 65.000 euros brutos anuales). Al ocupar "una secretaria o figura equivalente", el aumento equivalía al de un "subdirector de oficina nivel B".
Este incremento era consolidado tras "cuatro años en el cargo, de manera ininterrumpida o alterna". Hasta ese momento, la entidad pagaba un "complemento [salarial] equivalente a la diferencia" entre la retribución fija cobrada por el trabajador y la reconocida por el acuerdo. El documento justifica estos aumentos con el argumento de que "la función de representación de los trabajadores no debe producir situaciones de inferioridad en la aplicación del principio de igualdad de oportunidades". Benito Gutiérrez, secretario deOrganización y Finanzas de Comfia, defiende que "el acuerdo sirve para evitar que la actividad sindical frene el desarrollo de la carrera profesional del trabajador". Gutiérrez añade que "existen acuerdos similares con entidades como La Caixa, el Santander o Mapfre"
Un portavoz de La Caixa, sin embargo, niega que la entidad tenga "un acuerdo con estas condiciones", mientras el Santander matiza la comparación: "Tenemos mecanismos para evitar que los empleados con una trayectoria sindical continuada queden rezagados respecto a los de su misma categoría y antigüedad. Mejoran sus condiciones, pero en relación a los otros empleados y a lo largo del tiempo".
Mapfre, por su parte, afirma que "para evitar problemas de discriminación", la aseguradora "integró dentro de su sistema de clasificación profesional la actividad sindical, con niveles según el cargo". Para acceder a esta categoría, el trabajador debe llevar "un mínimo de seis años" dedicados a la actividad sindical.
Un portavoz de Bankia, en la que está integrada la antigua Caja Madrid, declinó por su parte valorar "un acuerdo firmado por el equipo directivo anterior de una entidad que solo es una más de las que formaron Bankia".
Los expertos consultados coinciden en destacar que "es fundamental y un derecho de los trabajadores que las empresas protejan la actividad sindical para que no frene su carrera profesional". Sin embargo, también destacan que "puede ser contraproducente pecar por exceso y crear mecanismos por los que la actividad sindical acabe siendo una vía para obtener mejoras laborales y salariales".
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