El líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el de Podemos, Pablo Iglesias, chocaron este domingo sobre los tiempos para comenzar las conversaciones sobre un pacto de Gobierno. Los dos dirigentes hablaron por teléfono durante unos veinte minutos. El socialista le reprochó las formas en las que, el pasado viernes, Podemos hizo su propuesta de Ejecutivo de coalición. Iglesias insistió en la necesidad de comenzar ya ese diálogo, mientras Sánchez quiere esperar. Hablarán de nuevo esta semana.
Una ola de indignación recorre desde el viernes las filas socialistas, según se constata en el testimonio de cuadros y dirigentes del partido. Aun con tono cordial, Sánchez transmitió la noche de este domingo a Iglesias “su desagrado” por la fórmula del ofrecimiento de Podemos, que pide la vicepresidencia y Ministerios estratégicos. El líder de este partido, en cambio, considera que “por encima de todo, lo importante es que haya un Gobierno de progreso”.
Pero la principal discrepancia entre el secretario general del PSOE y el de Podemos tiene que ver con gestión de los tiempos. Hasta que el Rey no termine la segunda ronda de consultas para ver si algún candidato tiene opciones de resultar investido presidente, Sánchez quiere “dialogar” pero no “negociar”, por lo que no podrá responder a Iglesias sobre su oferta “de Gobierno”. Primero será “el qué”, y, después, el cómo, señalan en el PSOE. Sí tiene mucho interés Sánchez en entablar conversaciones con Albert Rivera, y que se sepa.
Por tanto, aunque se emplazaron en mantener vivo el diálogo, los criterios de PSOE y Podemos, al menos por el momento, encontrados. El secretario general de los socialistas “insiste en la necesidad de respetar los tiempos, y esperar al mandato del Rey”. Con todo, en la conversación de esta noche, según informaron ambos partidos, Sánchez manifestó “su indignación por el uso partidista que de las instituciones ha hecho Mariano Rajoy” al renunciar a someterse a la investidura. “Se puede dar un paso o al frente o atrás, pero nunca al lado”, sostiene el PSOE. Por tanto, en esta fase “mantiene su voluntad de conversar con todas las fuerzas políticas que quieran un cambio progresista y reformista”. Destacó, además, “la necesidad de hablar antes de las políticas que de los puestos”.
Iglesias insistió, en cambio, “en la importancia de no dilatar más el tiempo y trabajar para un Gobierno progresista de cambio plural y proporcional que apueste por políticas económicas redistributivas, por la plurinacionalidad y por el diálogo con las fuerzas que no comparten hoja de ruta con el PP”.
La llamada, realizada por Iglesias después de que Sánchez no lograra contactarle, se produce en un clima en el que la tensión entre las dos formaciones no está todavía despejada. Se hizo patente inmediatamente después de que Iglesias hiciera el pasado viernes su propuesta de Gobierno. Nada sabía el líder socialista de la misma sino que fue el rey Felipe VI quien le informó de que Iglesias le había adelantado que tras su entrevista en Zarzuela haría pública una oferta de Gobierno de coalición al PSOE. Tibia fue la primera respuesta de Sánchez, según juzgaron dirigentes socialistas; algunos en público; la inmensa mayoría en privado.
En el entorno de Sánchez, en cambio, esgrimen en su defensa el comunicado emitido por la dirección del pasado sábado, en el que indica a Podemos que el PSOE no aceptará “propuestas desde el chantaje y anteponiendo intereses de partido a los intereses de los ciudadanos”.
“Debida forma”
Antes que Sánchez salió a la palestra el secretario de Organización del PSOE, César Luena. “Al Partido Socialista no se le puede venir con numeritos y teatrillos; hay que venir en su momento, y con su debida forma, con propuestas, rigor y seriedad”, exigió Luena. “Algunos, más que Juego de Tronos”, dijo en referencia a una de las series de televisión favoritas de Iglesias, “parece que están instalados en el Juego de los cuatro: dame cuatro grupos, dame cuatro Ministerios… eso es empezar la casa por el tejado”. Aludía el número dos del PSOE a los cuatro grupos parlamentarios, tres de ellos territoriales, que pidió en el Congreso, y a los cuatro ministerios que quiere dirigir ese partido en un hipotético Gobierno con los socialistas, más la vicepresidencia que sería para Iglesias. Mal comienzo, por tanto, de posibles relaciones, reconocen en la dirección socialista, que como muchos presidentes autonómicos, creen que Podemos no tiene intención de pactar.
Considera Iglesias, en cambio, que el respeto a los tiempos que esgrime Sánchez es una “excusa”, mientras que en la dirección de su partido niegan tajantemente que el ofrecimiento del viernes sea interesado.
El secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, se mostró más conciliador y aceptó que el PSOE plantee internamente un debate sobre sus próximos planes. No obstante, señaló directamente a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, como posible obstáculo a un acuerdo con los socialistas. “Esperamos, especialmente en Andalucía, que no sea Susana Díaz la piedra en el camino para este acuerdo”, mantuvo durante una reunión de la ejecutiva autonómica. Pascual se dirigió también a otros dirigentes territoriales socialistas para pedirles que no repitan un acuerdo con Ciudadanos. Eso, recordó, ocurrió precisamente tras las elecciones del pasado marzo en esa comunidad, “donde pactaron con un partido que creen de derechas como Ciudadanos”.
A la espera de que el Rey vuelva a recibir a partir del miércoles a los principales líderes, Podemos no cejará en la presión al PSOE, porque quiere evitar a toda costa asumir la responsabilidad ante sus votantes de no haber facilitado un Gobierno de izquierdas.
EL PAIS