Bruselas plantea una cumbre de los países del euro para atajar la crisis
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, sondeó ayer a los líderes de los 17 países del Eurogrupo para convocar una cumbre extraordinaria urgente este viernes en Bruselas. El objetivo de esta cumbre -la cuarta desde octubre de 2008 que celebran los países que comparten la moneda única- sería calmar las tensiones de los mercados y evitar el efecto contagio, que se ha cebado en algunos países periféricos de la zona euro como España e Italia tras el fracaso de los ministros de Economía del Eurogrupo, que no fueron capaces el lunes de ponerse de acuerdo sobre la participación de los acreedores privados en el segundo plan de rescate para Grecia.
La cumbre, según explicaron fuentes diplomáticas, se iniciaría tras el cierre de las Bolsas y una vez conocidos los resultados de las pruebas de resistencia a las que han sido sometidas las principales entidades financieras europeas, para evitar nuevos movimientos especulativos.
En la rueda de prensa celebrada ayer en La Moncloa con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, Van Rompuy no quiso confirmar la cita, pero tampoco la descartó. Las fuentes consultadas explicaron que este aún no había concluido su ronda de consultas, ya que estaba pendiente de la respuesta de algunos países, como Holanda, mientras que otros como Alemania eran reacios a anunciar la cumbre con tanta antelación.
No era esa la actitud de Zapatero, quien le invitó ayer a asumir el liderazgo de la respuesta al último embate de la crisis de la deuda, que a su juicio solo puede ser europea, ya que responde a la desconfianza en la sostenibilidad de las fianzas griegas. "Mi confianza en Europa se mantiene viva", dijo el presidente español.
Van Rompuy se mostró más cauto, pero recordó que en la última cumbre de la UE, en junio pasado, se reafirmó un "compromiso muy firme, al más alto nivel, de hacer lo que haga falta para mantener la estabilidad financiera de la zona euro". El problema, recordó Zapatero, es que ni siquiera se han puesto en práctica muchos de los compromisos ya alcanzados. "Los líderes europeos deben superar sus respectivas agendas nacionales. Y esto seguro de lo harán", agregó Van Rompuy.
Fuentes comunitarias señalaron en Bruselas que, pese a las reticencias de algunos países como Holanda y Alemania, había una altísima probabilidad de que la cumbre tuviera lugar. El ministro griego de Finanzas, Evánguelos Venizelos, fue más allá, y en una rueda de prensa en Atenas tras regresar del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) en Bruselas, anunció abiertamente una cumbre extraordinaria para el 15 de julio. "Habrá una reunión adicional este viernes", indicó también a Reuters un diplomático de la zona euro, mientras que una fuente gubernamental francesa dijo que París estaba a favor, aunque aún había que acordar la cita. Fuentes del Gobierno alemán declinaron confirmar la reunión.
En el Ecofin se volvieron a plasmar las discrepancias del día anterior sobre la contribución del sector privado y sus efectos sobre una posible suspensión de pagos. El ministro alemán de Economía, Wolfgang Schäuble, señaló que en la reunión se había hablado poco de Italia, porque el problema seguía siendo Grecia. "Ya no se excluye una suspensión parcial de Grecia", señaló el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager. Esta posición fue rechazada frontalmente por su homólogo luxemburgués, Luc Frieden. España e Italia, los países que más han sufrido las consecuencias de la tormenta por las informaciones relativas a la participación de los bancos en el rescate a Grecia, apoyan al Banco Central Europeo (BCE). Este organismo ya había advertido de los riesgos sistémicos "peores que los causados por la quiebra de Lehman Brothers" que causaría la admisión de una suspensión de pagos parcial de Grecia.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, recordó la posición del BCE recogida en el comunicado oficial del Eurogrupo, en la que se recogía la declaración de su Consejo de Gobierno, que indicaba que "cualquier percance crediticio o suspensión de pagos debía ser evitada". En esa línea, el ministro de Economía griego descartó en Atenas cualquier solución que suponga un "acontecimiento crediticio", que es el modo en que las agencias de calificación llaman a las reestructuraciones forzosas, canjes de deuda o cualquier otra operación que interpretan como un impago.
Venizelos, además, aseguró en Atenas que el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, le había dicho que se están barajando 36 escenarios diferentes sobre la participación del sector privado en el rescate griego. El ministro del Gobierno de Yorgos Papandreu espera que el segundo rescate esté concluido hacia finales de agosto. "Todo el mundo sabe que Grecia no es el problema. Grecia es la excusa para atacar al euro", añadió.
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