El Banco de Japón mantuvo sin cambios su política monetaria el viernes pese a la creciente presión política para que actúe en momentos en que el debilitamiento de las exportaciones a China y Europa aumentan la probabilidad de una recesión, prefiriendo ahorrar sus municiones por el momento para evaluar el efecto del estímulo que brindó el mes pasado.
Pero el banco central advirtió de una fuerte incertidumbre sobre el panorama global y usó palabras más sombrías para describir el estado de la economía japonesa, manteniendo vivas las expectativas del mercado de que podría aliviar su política monetaria en su próxima reunión del 30 de octubre.
La decisión se produjo en medio de una presión incrementada desde el Gobierno, con el recién nombrado ministro de Economía, Seiji Maehara, un firme defensor de una expansión monetaria más agresiva, haciendo una inusual aparición en la reunión del viernes.
"La visión del Gobierno es que queremos que el Banco de Japón busque un fuerte alivio monetario para alcanzar la meta que se ha fijado por sí mismo", dijo Maehara a los periodistas poco antes de dirigirse a la sede del banco central.
Esta es la primera vez en casi una década que un ministro de economía se ha asistido a una reunión del BOJ (por su sigla en inglés).
Como se esperaba ampliamente, el Banco de Japón mantuvo su tasa de interés clave en un rango de cero a 0,1 por ciento y se abstuvo de expandir su programa de compra de activos y de préstamos, después de que lo incrementó el mes pasado por el temor a que la debilidad en las exportaciones y la producción estén frenando las perspectivas de una recuperación a corto plazo.
Pero mantuvo su advertencia de que la economía mundial se está moviendo más hacia la desaceleración, perjudicando la confianza empresarial japonesa y debilitando las exportaciones y la producción.
"La actividad económica de Japón está más o menos nivelada", dijo el BOJ en un comunicado anunciando su decisión de política. Este fue un tono más sombrío que el mes pasado, cuando dijo que un repunte en el crecimiento estaba en pausa.
Como reflejo de las señales de que la economía podría caer en una recesión, el Banco de Japón se espera que reduzca los pronósticos económicos y de precios a largo plazo que reportará el 30 de octubre, y admitiría que el país sigue a años de alcanzar su objetivo de inflación del 1 por ciento, según fuentes familiarizadas con el pensamiento del banco central.