Lo Último

.

.

viernes, 5 de octubre de 2012

Mónica Radonski: “Cuando Henrique me abrazó en la tarima, se me olvidó el mundo”


La madre del candidato presidencial Henrique Capriles Radonski, cree que “jugar con la esperanza de la gente debería ser pecado”. Le preguntaría a la madre del presidente Hugo Chávez si duerme tranquila sabiendo la situación en la que viven los presos en Venezuela, y se define como una buena suegra sosteniendo la esperanza de que a “Henrique le llegará la indicada”.
Desde la sede del comando Venezuela, Mónica Radonski Bochenek de Caprilescedió una entrevista al diario El Nacional donde reveló curiosas y conmovedoras anécdotas de ella, su familia y en especial de su hijo, uno de los hombres más codiciados por las mujeres venezolanas.
Mónica Radonski fue madre a tiempo completo, pues su interés juvenil de estudiar Ingeniería en la UCV se desvaneció frente a la muerte de su padre. “Me casé y me dediqué a mi familia, a mis hijos”, afirma esta mujer delgada, de ojos claros, admiradora de Sofía Loren, que cruzó la década de los 50 hace un rato pero que mantiene ademanes joviales.
Lea a continuación la entrevista completa de El Nacional:
Su vestir sencillo de blue jean, camisa sin mangas y zapatillas deja ver una personalidad discreta y también una disposición a ayudar en cualquier tarea que se presente en el comando de campaña. Contrario a lo que se divulga de ella y su familia de boca y pluma de voceros del oficialismo, su familia ya no es dueña de un circuito de salas de cine y ni ella, ni su esposo, ni sus tres hijos han sido accionistas en ninguna de las empresas que llevan la firma Capriles.
“Vendimos Cinex hace un tiempo. Tampoco somos propietarios ni accionistas en medios de comunicación. Nunca lo hemos sido. La familia Capriles es muy grande, las primeras generaciones eran de 13 o 15 hermanos. Mi suegro, que murió hace 47 años, fue uno de los fundadores de Últimas Noticias, pero fue socio por muy corto tiempo y nosotros no participamos en las empresas de esa parte de la familia”.
—¿Qué tiene usted en común y qué la diferencia de cualquier otra madre venezolana?
—Lo común es la angustia que sentimos todas la madres venezolanas por la inseguridad que existe en el país. Todas nos preocupamos por nuestros hijos cuando salen. La diferencia es quizá que mi hijo está ahorita en el ojo del huracán, un poco más que los hijos de las otras madres.
—¿Cómo es la relación de HCR con sus hermanos?
—Son muy cercanos. El mayor le lleva 23 meses a él y la más chiquita es 8 años y medio menor que Henrique. Los dos eran muy protectores con ella. Cuando era pavita y se le acercaba algún muchacho, Henrique la presentaba como su hermanita y eso a ella la mataba. Una vez salieron en grupo, ella tenía 15 años, y la sacó a bailar un muchacho muy guapo; Henrique no la dejó bailar y al otro día me contó: “Yo no lo dejé que bailara con Ale porque no lo conocía, mamá”. Y yo le decía en broma: “Mira, si por tu culpa ella no se casa, cuando sea grande se va a ir a vivir contigo” (risas).
—¿Qué rasgo del carácter preserva HCR desde la niñez?
—Cuando él era niño le molestaba mucho la injusticia y eso no ha cambiado. Si en la escuela le llamaban la atención a él o a algún amigo por algo que no era justo, él lo reclamaba. Eso lo mantiene.
—¿Cuál es la mejor enseñanza que usted considera le transmitió a su hijo?
—Yo creo en el 50/50: con el 50 se nace y el otro 50 se hace. A los tres les enseñamos la honradez porque no hay nada más grande que le puedas dejar a un hijo que tu buen nombre. La justicia, la humanidad, que les importe la gente, que traten de hacer algo por las personas de su entorno que los necesitan. El valor del trabajo. Hoy en día me siento muy orgullosa de mis tres hijos porque siento que los principios y valores que mi esposo y yo sembramos en ellos están ahí.
—¿Alguna vez siendo su hijo un adolescente pensó que él iba a llegar a tener una carrera política, que aspiraría a la Presidencia?
—Cuando tú nunca te has involucrado en política, por ninguna de las dos familias, esas cosas ni te pasan por la cabeza. Esto que estamos viviendo no estaba en mi agenda de vida. A Henrique le gustaba la política como a los 11 años; a los 18 nos dijo que se iba a inscribir en un partido pero no lo hizo. Pensar que iba a estar donde estamos ahorita, jamás lo pensé. Cuando le ofrecieron que se postulara para diputado por Zulia, yo le dije: “Hijo, en este país la política…” y me contestó: “Mira, mamá, si todo el mundo pensara como tú, nadie haría nada por el país”. Tenía toda la razón y ya llevamos 14 años apoyándolo en lo que podemos.
—¿Quién es el mejor amigo (a) de HCR?
—No es uno, son por lo menos tres. Sus amigos del colegio siguen siendo sus mejores amigos. A todos los quiero como hijos míos. Es un grupo que se ha mantenido a lo largo de los años. Armando, Alejandro y Octavio. Cada uno tiene su vida hecha, pero aún así buscan el momento para reencontrarse. Incluso han ido en giras con Henrique. Se reúnen para los cumpleaños.
—¿Por qué cree que HCR no fue empresario como era la tradición en su familia, sino que escogió la política?
—Eso es algo que llevas en la sangre. Luego de que él salió de estar preso en la Disip fue cuando yo acepté que para él la política no es una vocación sino su razón de vida.
—¿Qué le dejó a usted el paso de su hijo por la cárcel?
—Yo creo que quien comete un delito debe ir ante la justicia, pero en el caso de Henrique, que fue un proceso totalmente injusto. Fue muy duro para mí. Uno no quiere nunca a un hijo más que a otro, pero a veces uno se acerca más a la mamá o al papá. Yo le he pedido siempre a Dios que mis tres hijos no me necesiten al mismo tiempo porque yo siempre he tratado de estar al lado de cada uno cuando me han necesitado.
—¿Cuándo nació la devoción religiosa de HCR?
—Cuando estaba en la cárcel. A él Dios lo ayudó para mantenerse fuerte. Todo el que lo visitaba se sorprendía de que era él quien daba ánimos. La Virgen del Valle es especial para él porque cuando estuvo preso fue a visitarlo una señora de Margarita, la que se le aparece la Virgen. Ella me pidió 20 minutos a solas con Henrique y yo le dije que sí. Ella le llevó una Virgen del Valle grande que él tiene en su casa. ¿De qué hablaron ese día? No lo sé, pero al poco tiempo comenzó su devoción. Este año, cuando fuimos a ver a la Virgen del Valle, la señora estaba allí.
—¿De dónde aprendió HCR esas cábalas que dice tener sobre los zapatos viejos y cosas por el estilo?
—Eso es de familia (risas). Yo tengo las mías, mi suegro también las tenía. Por ejemplo, la ropa que uso para irme de viaje, esa muda la guardo y la vuelvo a usar si en ese viaje me voy a trasladar a otra ciudad. Tengo un elefantico que uso cuando viajo.
—¿Usted y Henrique tienen algún ritual de comunicación diaria?
—Gracias al teléfono nos escribimos todos los días. Bueno, yo les escribo todas las noches a los tres. A Henrique le mando mensajes de aliento o felicitación: “¡Qué bueno tu día hoy!”, “¡qué buenas las imágenes de la gira, los actos!”, “¡que Dios te bendiga!”.

La buena suegra

Mónica Radonski no parece una madre severa, aunque tampoco parece condescendiente. Firme es quizá la palabra que mejor describe su carácter. Es por eso que cuando se le pregunta sobre la principal virtud y el peor defecto del candidato presidencial que creció bajo su ala responde sin dudar a la primera pero le toma unos segundos hallar el segundo.
“La mayor virtud es su sensibilidad humana. Él quiere ayudar a la gente. Su mayor defecto, no sé… (pausa) A veces demasiado exigente con él mismo. Es perfeccionista, pero se rodea de gente igual a él. El equipo que tiene son todos iguales y de ahí el éxito que han tenido.
Asociado a las virtudes y defectos llega el asunto de la esposa del candidato. Aunque en otras ocasiones ha dicho que si le toca asumirá las responsabilidades de primera dama en materia social, asegura estar buscando una esposa para HCR. Está clara en que ser pareja de su hijo no debe ser cosa fácil; no por su carácter, sino por su dedicación trabajo. “Que te llamen a las 2:00 am para que lo acompañes a inspeccionar un asfaltado no debe ser sencillo”, dice. Y antes de que se le pregunte menciona a Erika de la Vega
—En una palabra, ¿cómo es usted como suegra?
—Buena (risas). Se lo puedes preguntar a las ex. Yo siempre dije que no iba a perder un hijo mío por una mujer. Con Erika mantengo una amistad. Vivimos cosas muy duras juntas. Yo la quiero mucho y ella lo sabe. A veces uno cree que las cosas se van a dar y no se dan. Yo estoy segura de que llegará la indicada para Henrique.
—¿Qué opina de esa una fantasía colectiva que hay en torno a la relación de HCR y EDLV?
—Erika tiene su vida hecha con otra persona y tiene su hijo. Ellos dos mantienen una bonita amistad.
—¿Cuál es su ideal de nuera?
—No tiene que ser mi ideal, sino el ideal de él. Uno lo que quiere es la felicidad de los hijos. Tiene que ser una muchacha que ame y entienda lo que Henrique hace. No sólo Henrique, mi otro hijo tampoco está casado y uno como mamá quiere que encuentren a alguien que los atienda, los quiera.

Un abrazo protector

Para una familia de bajo perfil, como ella misma define a la suya, el vendaval de la política ha venido a removerlo todo. “Nosotros no hemos sido nunca personas ni de prensa, ni de periódico, ni de sociales. Esto te cambia la vida”.
También las emociones parecen estar más a flor de piel y cuando habla de lo que pasó el domingo pasado en la tarima ubicada en la avenida Bolívar de Caracas se le aguan los ojos.
—Yo estaba en la tarima por primera vez, pero estaba detrás de una rejita. De repente me dio como un ataque de angustia porque recuerda que ese acto fue al día siguiente del asesinato de dos activistas en Barinas y eso me afectó. Entonces me salí de la rejita porque sentí temor. Lo vi muy expuesto y pensé que, si le pasaba algo, detrás de la rejita no podía protegerlo. Entonces uno de los del equipo me vio así y me dijo: “Vaya donde su hijo” y me empujó (risas) y de pronto ya estaba a mitad de camino y tuve que terminar de llegar.

—¿Qué sintió cuando se vio frente a esa multitud?

—Cuando Henrique me vio y me abrazó me olvidé de donde estaba, del gentío… (pausa) Tenía tiempo que no me daba un abrazo con mi hijo y ahí se me olvidó el mundo.
—¿Ha acompañado a su hijo en todas las giras?
—No. Sólo a la Virgen del Valle. Yo acepto que puedo ser una angustia adicional para él, por el asunto de la inseguridad y, bueno, si no me llevan no me llevan. Ahorita me muero por ir a Barquisimeto (donde fue el cierre de campaña ayer). El miércoles estaba en mi casa, brava, porque no pude ir a Maracaibo (risas).
—¿Quién cree usted que fue el mejor presidente venezolano del siglo XX?
—(Pausa larga) Todos fueron seres humanos que cometieron sus errores y aciertos. Cada uno tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. Decirte un “preferido”, como dice mi nieto, no tengo ninguno.
—¿Qué es lo mejor y lo peor de la gestión del presidente Chávez?
—Lo que lamento es que creo que el presidente Chávez tuvo la oportunidad, por la gente que lo apoyó y por todos los recursos que tuvo a mano, de ser el mejor presidente y lamentablemente no resultó. Lo peor es el odio que ha sembrado entre los venezolanos. No sé por qué, si todos somos hermanos.
—¿Usted ve a la sociedad venezolana dividida entre ricos y pobres?
—Jamás he visto esa división entre las personas. Creo que es muy triste que se haya fomentado ese odio y división. La figura del presidente es como un padre familia, es el que da el ejemplo y es triste que no haya sido así.
—Pero la conexión del Presidente con sus seguidores traduce mucho amor…
—Yo pienso que jugar con la esperanza debería ser pecado. Que tú juegues con la esperanza de la gente no es justo. Yo respeto a quien lo quiere y lo venera todavía, pero para mí jugar con la esperanza de alguien es injusto.
—Hay una frase que dice “dadle poder a un hombre y lo conoceréis”, ¿qué podría cambiar en el carácter de HCR si llega a la Presidencia?
—Yo siempre les digo a mis hijos, no sólo a Henrique, que nunca cambien, que sigan siendo los seres humanos que son. Se ha visto que el poder cambia a la gente, pero en el caso de Henrique yo lo veo capaz de cambiar las cosas; no creo que él vaya a cambiar su manera de ser.
—¿Cuál es el antídoto que él tiene en su carácter para no envilecerse con el poder?
—Su humildad y su amor por la gente.
—Desde el Gobierno se señala a su hijo de ser un representante de la burguesía…
—Él es un venezolano más como cualquier otro. Nosotros les decíamos a nuestros hijos que no importa dónde se nace, sino que la persona sea capaz de aprovechar las oportunidades que brindan la educación y el trabajo para superarse. Eso es lo que hace la diferencia y en eso está centrado Henrique, en que todos tengan oportunidad de mejorar su calidad de vida con el estudio y el trabajo.
—¿Qué mensaje le enviaría al presidente Chávez?
—Le diría que haga lo necesario para pasar bien a la historia.
—¿Qué consejo le daría a su hijo si gana las elecciones?
—No cambies, sigue siendo la misma persona.
—¿Y si pierde?
—No está contemplado.

Las mujeres al frente

Mónica Radonski es la coordinadora nacional de Mujeres por el Progreso, que forma parte importantísima del Comando Venezuela, porque aproximadamente 52% del padrón electoral está integrado por población femenina. Además, de la familia del candidato, ella fue la más activa en la campaña.
“Él y su papá son muy cercanos, pero es que nosotras las mujeres somos más valientes, los hombres no salen así tan fácil de la casa (risas). Aunque no nos guste hacer algunas cosas, por los hijos lo hacemos. A mí no me gusta mucho tanta figuración, pero por él lo hago”, dice.
Agrega, sin embargo, que la política ha tenido su impacto en la vida familiar. “Es un sacrificio. La última vez que estuvimos todos juntos fue el 31 de diciembre. Antes nos reuníamos para almorzar todos los fines de semana”.
No obstante, no es mezquina en reconocer el otro lado de la moneda: “La semana pasada hicimos un acto de mujeres ¡y esas mujeres se me echaron encima, y yo les decía: “¡El flaquito no soy yo!” (risas).
Dice sentirse sorprendida y agradecida del afecto que la gente le transmite a su hijo: “Ese cariño no tiene precio. Son bendiciones que llenan muchísimo. Yo veo en las giras cómo lo reciben, cómo lo besan, cómo lo abrazan y uno como mamá se alegra. Cuando uno ve a su hijo feliz, uno se siente feliz”.

El dato

La mamá del candidato de la oposición respondió que, si se diera la ocasión, le preguntaría a la mamá del candidato del oficialismo: “¿Puedes dormir en paz sabiendo que hay personas injustamente privadas de su libertad y conociendo las condiciones de los presos en el país? Yo no podría dejar de discutir con mi hijo una injusticia de ese tipo. Mi hijo podría tener la edad que sea, el cargo que sea, pero si considero que es injusto, lo pelearía con él. Yo a los privados de libertad los tengo siempre presentes”.
Con información de El Nacional