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miércoles, 27 de agosto de 2014

INTERNACIONALES

La franja de Gaza trata de ponerse en pie sobre las ruinas

Gaza vuelve a empezar. Lo hace con ilusión, la de quien confía en que, esta vez sí, la nueva tregua abra las puertas a una paz duradera que no se rompa dentro de un año o dos, con otra nueva ofensiva. Las calles de la Franja, aún y por mucho tiempo cubiertas de escombros, están esta mañana llenas de vida, con los ciudadanos tratando de recobrar la rutina y de recontar lo perdido. Según las estimaciones del Gobierno palestino, harán falta no menos de 4.500 millones de euros para recuperar la Gaza previa al 8 de julio, cuando comenzó la Operación Margen Protector. Se han perdido 90 millones de euros al día. Falta la estimación de los últimos ocho días de batalla, tras el último alto el fuego parcial y fallido, por lo que la cifra ascenderá con seguridad, confirma el economista el viceprimer ministro 
palestino Mohamed Mustafa.
La principal emergencia es la reconstrucción de las viviendas totalmente destrozadas por Israel, 17.200 según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas en los Territorios Palestinos(OCHA). Hay 38.000 más severamente dañadas. Los ataques contra casas particulares –sólo desde el fin de semana el Ejército israelí hundió cinco torres residenciales, dejando sin techo a cerca de 2.000 personas- han llevado a que la cifra de refugiados sea hoy de 475.000. De ellos, 290.000 están en escuelas de la UNRWA, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, y en resto en colegios públicos o en casas de familiares. “Este dato es seis veces el número de desplazados máximo previsto en nuestros planes de contingencia y no tiene precedentes en 64 años en Gaza”, remarca la OCHA.
El dinero urgente se está tratando de lograr desde diferentes agencias de Naciones Unidas, antes de que en la primera semana de septiembre se celebre en Egipto una gran conferencia internacional de donantes en la que se tratará de conseguir el grueso de lo que Gaza necesita. Las naciones occidentales acuden con “buena disposición” pero “firmes” a la hora de defender los proyectos pagados con sus fondos, destruidos a veces hasta tres veces por los constantes bombardeos de Israel, informó la pasada semana el Ministerio de Exteriores de Noruega, uno de los padrinos de la cumbre.También hay 216 escuelas de todo tipo alcanzadas por los proyectiles, en las que es imposible que se den clases. El sábado comenzó oficialmente el curso escolar en Gaza y en Cisjordania, pero en el primero de los territorios no se oyó ni una lección. Es imposible. El Ministerio de Educación palestino confirma que el grueso de las aulas podría tenerse “adecentado” para dar clases en dos semanas, pero sólo si llega la ayuda suficiente para ello. En situación de emergencia están también los 58 hospitales y centros de salud dañados o hundidos, cuya recuperación se hace imprescindible. Además, hay carencias de un centenar de medicamentos que, si se empiezan a cumplir los términos del alto el fuego, han de entrar de forma prioritaria. El cruce israelí de Kerem Shalom se está preparando para ello, tras 50 días dejando una entrada muy reducida de bienes, por constantes cierres “de seguridad” y por la peligrosidad para los convoyes una vez dentro de la Franja.
Gaza quiere volver al punto de partida pero, en realidad, no puede, porque le faltan los 2.138 vecinos muertos en la ofensiva. De ellos, 484 son menores. Del total, el 70% eran civiles, insiste la ONU, pese a queIsrael sostiene que ha matado al menos a mil milicianos. Hay 142 familias que han perdido a tres miembros o más del clan y 89 en las que han muerto todos sus componentes. Los heridos palestinos rozan los 10.300. Entre ellos hay mil niños que sufrirán una discapacidad permanente, por la gravedad de sus heridas o por la deficiente atención médica posterior. El único centro para rehabilitación, el Al Wafa, está cerrado por derribo. 373.000 menores necesitan apoyo psicosocial urgente por los traumas de la guerra: pesadillas, violencia, aislamiento…
Los habitantes de Gaza han logrado tener una media de seis horas de luz gracias a las reparaciones parciales que se han hecho en los días de alto el fuego, aunque el suministro de agua va más lento y casi el 40% de la población necesita recurrir a los camiones cisterna. La agencia Maan cita a un portavoz del Departamento de Enfermedades Crónicas que explica que la falta de higiene está provocando severas infecciones de piel, sobre todo entre los refugiados. Hay hondos, sarna y piojos, además.
EL PAIS