Dos aeronaves de Cathay Pacific, la aerolínea de bandera de Hong Kong, evitaron una colisión en pleno vuelo minutos antes de aterrizar en el aeropuerto local, según una investigación publicada hoy por el diario hongkonés "The Standard".
El incidente, una "separación fallida", tuvo lugar el pasado 18 de septiembre a 68 kilómetros al suroeste de Hong Kong, en el momento en el que las aeronaves esperaban su secuencia de aterrizaje, según un comunicado del departamento de Aviación Civil (CAD) de Hong Kong enviado a Efe.
Los aparatos, un Boeing 777 (de Cathay), y un Airbus A330 (de Dragonair, la aerolínea de bajo coste de Cathay), con un total de 613 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación, procedían de Nueva York y Taiwán, respectivamente.
El incidente se desencadenó cuando el piloto del B777 informó de que sólo tenía 10 minutos de carburante, por lo que el A330 ofreció intercambiar posiciones, para lo cual era necesario un giro.
Aunque ambas naves recibieron instrucciones de control, el piloto del Boeing no actuó en consecuencia, ya que, según la investigación inicial, "no recibió" la instrucción, lo que llevó a que se activasen los respectivos sistemas para evitar colisiones.
De este modo, una de las aeronaves ganó altitud mientras que la otra descendió, y ambas se cruzaron a una distancia de una milla náutica (1,85 kilómetros), cuando la separación estándar es de 5 (9,26 kilómetros).
No obstante, "no hubo riesgo de colisión", ha insistido la CAD.
A pesar del mal tiempo, la tripulación de ambos aparatos tenía "contacto visual del otro, por lo que conocían sus posiciones relativas y podían hacer el giro manteniendo la integridad de los aviones".
La aerolínea, que cuenta con una plantilla de pilotos formada incluso con entrenamientos de carácter militar), también ha subrayado que "nunca hubo" un riesgo real.
Sin embargo, Albert Lam, antiguo responsable de Aviación Civil de Hong Kong, ha mostrado su sorpresa por la peligrosidad del incidente en uno de los aeropuertos con más tráfico aéreo del mundo, y señalado al rotativo hongkonés, como posibles pistas a seguir, la creciente carga de trabajo de los controladores aéreos, una insuficiente formación y/o una falta de experiencia en el terreno.
La CAD, que ya ha abierto una investigación, ha señalado que, ni había insuficiencia de personal (ya que se reforzó el equipo tras conocerse las condiciones meteorológicas), ni el controlador en cuestión estaba fatigado o tenía falta de experiencia.
Según los datos más recientes publicados por la compañía, Cathay Pacific y Dragonair transportaron el pasado agosto a más de 2,5 millones de pasajeros, una cifra que supone un incremento del 3,6 % respecto al mismo mes de 2010.
El incidente, una "separación fallida", tuvo lugar el pasado 18 de septiembre a 68 kilómetros al suroeste de Hong Kong, en el momento en el que las aeronaves esperaban su secuencia de aterrizaje, según un comunicado del departamento de Aviación Civil (CAD) de Hong Kong enviado a Efe.
Los aparatos, un Boeing 777 (de Cathay), y un Airbus A330 (de Dragonair, la aerolínea de bajo coste de Cathay), con un total de 613 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación, procedían de Nueva York y Taiwán, respectivamente.
El incidente se desencadenó cuando el piloto del B777 informó de que sólo tenía 10 minutos de carburante, por lo que el A330 ofreció intercambiar posiciones, para lo cual era necesario un giro.
Aunque ambas naves recibieron instrucciones de control, el piloto del Boeing no actuó en consecuencia, ya que, según la investigación inicial, "no recibió" la instrucción, lo que llevó a que se activasen los respectivos sistemas para evitar colisiones.
De este modo, una de las aeronaves ganó altitud mientras que la otra descendió, y ambas se cruzaron a una distancia de una milla náutica (1,85 kilómetros), cuando la separación estándar es de 5 (9,26 kilómetros).
No obstante, "no hubo riesgo de colisión", ha insistido la CAD.
A pesar del mal tiempo, la tripulación de ambos aparatos tenía "contacto visual del otro, por lo que conocían sus posiciones relativas y podían hacer el giro manteniendo la integridad de los aviones".
La aerolínea, que cuenta con una plantilla de pilotos formada incluso con entrenamientos de carácter militar), también ha subrayado que "nunca hubo" un riesgo real.
Sin embargo, Albert Lam, antiguo responsable de Aviación Civil de Hong Kong, ha mostrado su sorpresa por la peligrosidad del incidente en uno de los aeropuertos con más tráfico aéreo del mundo, y señalado al rotativo hongkonés, como posibles pistas a seguir, la creciente carga de trabajo de los controladores aéreos, una insuficiente formación y/o una falta de experiencia en el terreno.
La CAD, que ya ha abierto una investigación, ha señalado que, ni había insuficiencia de personal (ya que se reforzó el equipo tras conocerse las condiciones meteorológicas), ni el controlador en cuestión estaba fatigado o tenía falta de experiencia.
Según los datos más recientes publicados por la compañía, Cathay Pacific y Dragonair transportaron el pasado agosto a más de 2,5 millones de pasajeros, una cifra que supone un incremento del 3,6 % respecto al mismo mes de 2010.
EFE