El ministro chileno de Energía, Rodrigo Álvarez, anunció que las empresas eléctricas se arriesgan a multas de hasta nueve millones de dólares, tras el apagón que afectó este sábado a más de 10 millones de chilenos y que se prolongó en algunas zonas por más de tres horas.
El ministro Álvarez anticipó a los periodistas que, en paralelo a la investigación de responsabilidades, se buscarán las compensaciones e indemnizaciones correspondientes a cada caso particular.
"Éstas dependerán de los resultados de la investigación, del lugar de residencia del afectado y del tiempo de interrupción del servicio", precisó Álvarez, quien reconoció que el corte puso de manifiesto la fragilidad de la red de transmisión eléctrica.
El apagón se produjo a las 20.32 horas locales (23.32 GMT) del sábado y dejó sin energía, durante entre dos y tres horas, a las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana de Santiago y O'Higgins, así como a algunas zonas de Atacama y del Maule, aunque en zonas específicas la energía volvió a los hogares en la mañana del domingo.
El ministro Álvarez explicó que durante la semana debe llegar el informe preliminar de las empresas sobre el fallo que provocó la caída del Sistema Interconectado Central (SIC), en este país de 17 millones de habitantes.
Asimismo, precisó que en los próximos días espera tener un informe provisional de la Superintendencia de Electricidad y Comsbustibles (SEC) de lo que ocurrió exactamente ese sábado por la noche.
Dijo que entendía "profundamente" la indignación de los consumidores que se vieron afectados por el masivo corte de luz, y que la mejor respuesta por parte de la autoridad "es la determinación de esa responsabilidad, el pago de las multas y compensaciones", apostilló.
El superintendente de Electricidad y Combustibles, Luis Ávila afirmó que en el caso de aquellos que vieron afectados sus electrodomésticos, deben concurrir a la empresa eléctrica en un plazo de 30 días o entregar sus reclamos al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac).
El prolongado corte se produjo debido a un fallo en un transformador de la subestación de Ancoa, en la localidad de Linares, unos 300 kilómetros al sureste de Santiago, lo que provocó la caída de dos líneas principales.
La situación se vio agravada por una caída en la red informática que permite la recuperación automática y a distancia del suministro, y que nunca antes había fallado, por lo que esa recuperación se tuvo que hacer de forma manual y localmente.
Los usuarios del ferrocarril metropolitano fueron algunas de las personas que más sufrieron por el corte de energía, ya que los convoyes se quedaron en el interior de los túneles, en muchos casos durante más de 60 minutos, sin que tan siquiera fueran avisados de lo que pasaba.
"Fue uno de los sustos más grandes que he pasado en mi vida" dijo a Efe, Eduardo González de 65 años.
"Cuando llevábamos unos 40 minutos sofocándonos en el interior del túnel, totalmente a oscuras, nos avisaron de lo que pasaba. Posteriormente, nos demoramos más de 50 minutos en evacuar los carros y esperar por otra media hora, por lo menos, para que nos dejaran salir de la estación que permanecía con llave", aseguró.
"Un verdadero un caos que siguió en el exterior al encontrarnos con una ciudad en penumbras", enfatizó González.
Explicó que entre el piso del vagón y donde debieron saltar había más de un metro de altura; que entre los propios pasajeros debieron ayudar a las personas inválidas y que salvo la linterna que llevaba un solitario funcionario del metro, no había luces de emergencia en el túnel.
El ministro Álvarez anticipó a los periodistas que, en paralelo a la investigación de responsabilidades, se buscarán las compensaciones e indemnizaciones correspondientes a cada caso particular.
"Éstas dependerán de los resultados de la investigación, del lugar de residencia del afectado y del tiempo de interrupción del servicio", precisó Álvarez, quien reconoció que el corte puso de manifiesto la fragilidad de la red de transmisión eléctrica.
El apagón se produjo a las 20.32 horas locales (23.32 GMT) del sábado y dejó sin energía, durante entre dos y tres horas, a las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana de Santiago y O'Higgins, así como a algunas zonas de Atacama y del Maule, aunque en zonas específicas la energía volvió a los hogares en la mañana del domingo.
El ministro Álvarez explicó que durante la semana debe llegar el informe preliminar de las empresas sobre el fallo que provocó la caída del Sistema Interconectado Central (SIC), en este país de 17 millones de habitantes.
Asimismo, precisó que en los próximos días espera tener un informe provisional de la Superintendencia de Electricidad y Comsbustibles (SEC) de lo que ocurrió exactamente ese sábado por la noche.
Dijo que entendía "profundamente" la indignación de los consumidores que se vieron afectados por el masivo corte de luz, y que la mejor respuesta por parte de la autoridad "es la determinación de esa responsabilidad, el pago de las multas y compensaciones", apostilló.
El superintendente de Electricidad y Combustibles, Luis Ávila afirmó que en el caso de aquellos que vieron afectados sus electrodomésticos, deben concurrir a la empresa eléctrica en un plazo de 30 días o entregar sus reclamos al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac).
El prolongado corte se produjo debido a un fallo en un transformador de la subestación de Ancoa, en la localidad de Linares, unos 300 kilómetros al sureste de Santiago, lo que provocó la caída de dos líneas principales.
La situación se vio agravada por una caída en la red informática que permite la recuperación automática y a distancia del suministro, y que nunca antes había fallado, por lo que esa recuperación se tuvo que hacer de forma manual y localmente.
Los usuarios del ferrocarril metropolitano fueron algunas de las personas que más sufrieron por el corte de energía, ya que los convoyes se quedaron en el interior de los túneles, en muchos casos durante más de 60 minutos, sin que tan siquiera fueran avisados de lo que pasaba.
"Fue uno de los sustos más grandes que he pasado en mi vida" dijo a Efe, Eduardo González de 65 años.
"Cuando llevábamos unos 40 minutos sofocándonos en el interior del túnel, totalmente a oscuras, nos avisaron de lo que pasaba. Posteriormente, nos demoramos más de 50 minutos en evacuar los carros y esperar por otra media hora, por lo menos, para que nos dejaran salir de la estación que permanecía con llave", aseguró.
"Un verdadero un caos que siguió en el exterior al encontrarnos con una ciudad en penumbras", enfatizó González.
Explicó que entre el piso del vagón y donde debieron saltar había más de un metro de altura; que entre los propios pasajeros debieron ayudar a las personas inválidas y que salvo la linterna que llevaba un solitario funcionario del metro, no había luces de emergencia en el túnel.
