El mayordomo que creía ayudar al Papa revelando los escándalos del Vaticano
) El mayordomo del Papa, Paolo Gabriele,condenado a un año y medio de cárcel este sábado tras un rápido juicio en el llamado caso “Vatileaks”, era un empleado modelo que consideraba necesario denunciar los escándalos del Vaticano para ayudar a la Iglesia a volver por “el buen camino”.
Laico, de 46 años, Gabriele trabajaba al servicio del Papa desde 2006 hasta su detención el 23 de mayo pasado. Casado y padre de tres hijos, “Paoletto” ha sido descrito como un hombre piadoso y discreto, un poco cerrado, y sin mucha iniciativa personal en el trabajo diario.
La familia Gabriele era muy conocida y querida entre los 594 ciudadanos del Estado más pequeño del mundo.
Encargado de preparar las prendas de vestir de Benedicto XVI, y siempre a su lado en el papamóvil, “Paoletto” lo cubría con un paraguas cuando llovía.
En ocasiones, comía con el Papa. “Cuando me encontraba en la mesa del Santo Padre para comer, me planteaba preguntas sobre cosas de las que debería haber sido informado”, dijo el exempleado durante su juicio.
Pero, al mismo tiempo, Gabriele sustraía y copiaba docenas de documentos secretosque transmitía fuera del Vaticano.
El Papa, que lo quería como a un hijo, quedó profundamente conmocionado por esta traición, según fuentes cercanas.
El mayordomo explicó al fiscal Nicola Picardi que actuó “porque el Santo Padre no era debidamente informado” sobre lo que sucedía a su alrededor. Durante el juicio, estimó que el Papa podría estar “manipulado”.
En febrero, durante una entrevista realizada, de manera anónima, en el canal de televisión La Sette, Gabriele había denunciado “el reino de la hipocresía” del Vaticano.
“Al ver el mal y la corrupción en todas partes en la Iglesia, llegué (…) a un punto sin retorno, mis frenos inhibidores desaparecieron. Estaba convencido de que un escándalo, incluso mediático, podría ayudar a la Iglesia a retomar el buen camino”, confesó el mayordomo a los jueces.
“Una personalidad frágil con aspectos paranoicos”
Apasionado del esoterismo y del espionaje, Gabriele coleccionaba miles de artículos de periódicos. Durante los registros, los gendarmes encontraron en su casa una increíble cantidad de papeles sobre Benedicto XVI, las rivalidades en El Vaticano, el banco del Papa IOR (Instituto para las Obras de Religión), pero también sobre la logia masónica ilegal P2, casos de espionaje, esoterismo, yoga o budismo y sus relaciones con el cristianismo…
Según los gendarmes, los documentos incautados explicaban cómo utilizar un teléfono móvil oculto o cómo hacer videos.
Adulado por su proximidad al Papa, Gabriele relató que le costaba trabajo volver a su casa, al encontrarse siempre en su camino a todos aquellos que deseaban hacerle llegar un mensaje a Benedicto XVI o saber más del Santo Padre.
“Todo el mundo confiaba en mí”, dijo.
Los investigadores hablan de un “hombre sensible, capaz de cometer acciones que pueden perjudicarlo a él y a los demás”.
Se han realizado dos informes psiquiátricos de Gabriele. El informe de un psicólogo, Tonino Cantelmi, habla de un “grave malestar psicológico caracterizado por la ansiedad, la tensión, la ira, la frustración”.
Paolo Roma, otro psicólogo, se refiere a “una personalidad frágil con aspectos paranoicos que esconden una profunda inseguridad personal y un deseo insatisfecho de consideración y afecto”.
Durante el proceso, Paolo Gabriele se declaró “inocente” del delito de robo agravado, el único por el que es juzgado, pero “culpable de haber traicionado la confianza del Papa”.
Precisó que no recibió dinero a cambio de los documentos. “Era una condición esencial”, insistió.
Gabriele también dijo haber actuado sin cómplice, pero aseguró tener “muchos contactos” y que “no era el único” que transmite documentos confidenciales. Pero su juicio relámpago, concluido en ocho días, no permitió esclarecer este punto crucial.