El papa Francisco convocó en el Vaticano para el 9 y 10 de abril una conferencia internacional con responsables de las fuerzas del orden de unos 20 países para examinar los avances en la lucha contra el tráfico de seres humanos.
El tráfico ilegal de seres humanos genera ganancias por 32.000 millones de dólares al año y afecta a un promedio anual de 2,4 millones de personas, según las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La conferencia, organizada por los obispos británicos, se celebrará en la Academia Pontificia para las Ciencias, dentro del Vaticano.
"Se trata de crear un enlace eficaz entre los jefes de policía y la Iglesia católica", explicó el Vaticano en un comunicado.
El papa, hijo de inmigrantes italianos, es muy sensible al tema y en varias ocasiones ha condenado esa forma de "esclavitud moderna" que afecta tanto a regiones pobres y subdesarrolladas como a los países ricos, donde traficantes reclutan para la explotación sexual a mujeres de las ex Repúblicas soviéticas, Asia y América Latina.
Junto con los dirigentes de Interpol y de Europol participarán importantes personalidades de la Iglesia católica provenientes de los países más afectados por el fenómeno, como el cardenal africano John Onaiyekan, así como víctimas del tráfico de seres humanos.
En un informe reciente de la ONU sobre el tráfico de seres humanos, la organización reconoció que el fenómeno se ha agravado a partir del año 2000 debido a los efectos de la globalización.
La ONU redactó un Protocolo sobre la prevención, supresión y persecución de este tráfico, de modo particular de mujeres y niños, y fue adoptado conjuntamente por 117 miembros.
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2012, entre los años 2002 y 2010 más de veinte millones fueron víctimas del trabajo forzado, incluyendo a las víctimas de la trata de personas y explotación sexual.
En noviembre pasado, a pedido del papa Francisco, fue celebrada en el Vaticano la primera reunión sobre el tema, en la que participaron varios expertos así como religiosos que se ocupan de la reinserción social de las víctimas, sobre todo prostitutas.
AFP