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lunes, 23 de febrero de 2015

AT&T reta a Slim en su propio terreno

De socios, a rivales. En menos de un año, AT&T, la segunda compañía de telecomunicaciones más grande de EE UU, ha pasado de ser un sólido aliado de América Móvil, indiscutible líder en México, a convertirse en su principal competidor. Las oportunidades abiertas con la liberalización marcada por reforma de las telecomunicaciones, aprobada el año pasado, han deshecho los lazos que le unían a Carlos Slim y ahora amenaza con disputar el dominio de su antiguo socio en el segundo mercado de la telefonía móvil en Latinoamérica con más de 100.000 potenciales clientes. Tras la reciente compra de dos compañías mexicanas, el gigante estadounidense, con fuerte presencia también Canadá, se coloca como el segundo operador por ingresos y el objetivo declarado de explotar su economía de escala hasta convertirse en el primer servicio móvil norteamericano.
El primer movimiento hacia el ambicioso asalto continental ha sido lanzar una tarifa plana para sus clientes con llamadas ilimitadas desde Estados Unidos a México, donde la compañía cuenta ahora con una importante bolsa de clientes. La compra en noviembre del 50% Iusacell, el tercer operador mexicano, al magnate Ricardo Salinas por 2.500 millones de dólares y la adquisición de Nextel en enero por 1.900 millones a la quebrada NII Holdings, le ha granjeado cerca de 13.000 nuevos clientes que pasarán a engordar un portafolio de más 400.000 usuarios.
“Estas compras son un buena noticia para el mercado, pero no una sorpresa. La posibilidad de competir con un pie en México es más atractiva que el acuerdo comercial que mantenía con América Móvil”, destaca Mony de Swaan, último presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, el extinto órgano regulador mexicano, que tras la reforma ha sido relevado por un nuevo supervisor con facultades reforzadas y el encargo de pilotar la liberalización de uno de los mercados más concentrados del mundo.
La cuota del conglomerado de Slim en el segmento de la telefonía móvil, a través de su división Telcel, es del 68%, seguido del 20% de Telefónica y el 12% de AT&T. Pero la nueva legislación antimonopolio de México, que penaliza con restricciones al “agente económico preponderante”, propició la decisión de América Móvil de reducir su perímetro al 50% y poner a la venta el resto de activos. Entre los candidatos más sonados para entrar en la operación, que rondaría los 10.000 millones de dólares según Bank of América, estaba precisamente AT&T. Tanto por su tamaño –registró unos beneficios de 6.224 millones de dólares en 2014 pese a una fuerte caída interanual- como por su conocimiento del mercado gracias a su alianza previa con Slim.
Donde sí coinciden los analistas es la amenaza que la llegada de AT&T supone para Telefónica, el segundo jugador por cuota de mercado. “Pese a situarse por detrás en número de clientes, en términos de ingresos por líneas contratadas se coloca como el segundo más importante del mercado y pone en jaque a Telefónica”, apunta Jorge Fernando Negrete, director de la consultora MediaTelecom. En concreto, los 3.2 millones de usuarios captados a Iusacell aportan el ingreso por usuario (ARPU, por sus siglas en inglés) más alto del sector, con 30 dólares, frente a los seis y 11 dólares que promedian respectivamente Telefónica y América Móvil.Tras las recientes adquisiciones de la empresa estadounidense, a la que hay que añadir su entrada en el mercado audiovisual con la compra de una notable participación en la televisión de pago DirectTV, las apuestas aparecen sin embargo ahora mucho más revueltas. “Nuestra posición ahora es más que suficiente para competir agresivamente en México y ganar mercado, más allá de si América Móvil decide o no vender sus activos”, declaró el director general de la compañía Randall Stephenson en una reciente conferencia con analistas.
También hay consenso en la estrategia comercial que llevará a cabo AT&T. “Estará muy centrada en los clientes prepago y el abordaje de la portabilidad”, añade Negrete. Es decir, ganar clientes que ahora están con Telefónica o Telcel. Una estrategia que se verá favorecida por la obligación que impone la reforma a las operadoras de facilitar el traslado de los clientes que deseen cambiar de compañía telefónica sin perder el número, acortando los plazos a un máximo de 24 horas.
En cuanto a un abaratamiento de las tarifas, otro de los objetivos buscados por la reforma, no hay novedades por ahora. “Va a generar un efecto bajada, pero solo entre los clientes ya conectados. El mercado por el que se van a pelear los tres operadores es el de las rentas medias y altas que corresponde con las cerca de 100.000 líneas ya contratadas. Pero van a seguir quedando fuera los casi de 60 millones de personas no conectadas, de rentas bajas y localizadas en zonas rurales porque la reforma no ha diseñado incentivos para la inversión social”, señala Negrete
Después de Brasil, México es el segundo mercado más grande de Latinoamérica con casi 100.000 de usuarios. La tasa de penetración de dispositivos móviles es, sin embargo de las más bajas de la región. Los 87 dispositivos por cada 100 habitantes quedan muy retrasados con respecto a los 146 de Chile o los 176 de Brasil, o incluso del 93 de Colombia o del 97 de Ecuador, según datos de la OCDE. EL PAIS