Las sociedades de la Cruz Roja en Europa constatan día a día la intensificación de un sentimiento de desesperación y vergüenza entre millones de personas convertidas en víctimas de las graves dificultades económicas que se viven en esta parte del mundo.
"Esta crisis no sólo crea dificultades a los 'nuevos pobres' y a la clase media sin empleo ni prestaciones. También está exacerbando situaciones graves de personas que ya eran vulnerables", dijo en una rueda de prensa Anitta Underlin, responsable de la Oficina para Europa de la Federación Internacional de Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR)
Según cifras aportadas este miércoles en Ginebra por la FICR, la Cruz Roja Española prestó el año pasado ayuda a más de 1,2 millones de personas directamente afectadas por la crisis económica.
Vista la magnitud de las necesidades en España, este año planea extender sus actividades de asistencia social a otros 300.000 beneficiarios que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad, es decir que necesitan ayuda prácticamente diaria para sobrevivir.
La filial griega de la misma entidad ha visto un aumento de quienes requieren ayuda financiera, alimentos y apoyo psicosocial, con 25.000 casos extremos de personas que viven en las calles, según dijo su vicepresidente, Andreas Potamianos.
La sección nacional de la Cruz Roja en ese país ayuda a un total de 200.000 personas, mientras que dos millones reciben algún tipo de asistencia gubernamental.
Underlin indicó que, en general, el movimiento caritativo de la Cruz Roja enfrenta por todo Europa un aumento del número de personas que acuden a sus oficinas en busca de ayuda, al tiempo que se reduce la financiación pública y del sector privado para sus actividades.
El recorte del 60 por ciento de fondos públicos que recibía la Cruz Roja Húngara es uno de los casos más elocuentes, comentó quien fuera su presidente hasta finales del año pasado, Georg Habsburg.
Son las donaciones de los particulares las que han permitido a las oficinas europeas de la Cruz Roja compensar en algo las reducciones de otras fuentes de ingresos, confirmó Underlin.
La demanda, en cambio, no hace más que aumentar, incluso en países que no se encuentran en el epicentro de la crisis económica, como Francia, que registra un 14 % más de solicitudes de ayuda que hace un año, o Dinamarca, donde la demanda se ha duplicado desde 2009.
Otro caso es el de Austria, que está lanzando una nueva iniciativa de distribución de alimentos, mientras que en Lituania, la entrega de víveres a los necesitados ha pasado de 30.000 casos en 2006 a 200.000 el año pasado.
En España se decidió que el último día de colecta de fondos fuera destinado a financiar la asistencia dentro de España en lugar de prestar ayuda a algún país pobres, como ocurría tradicionalmente.
Veintiséis millones de personas están sin empleo en la Unión Europea y muchas más si se cuenta el resto de Europa y Asia central.
Por su parte, Habsburg relató algunos de los casos que llegan cada día a la Cruz Roja Húngara, como el de jefes de familia que acuden pidiendo ya sea alimentos para sus hijos o leña para calentar sus departamentos en invierno porque el dinero no les alcanza para ambas cosas.
"Cuando ocurre una catástrofe hay muchas fotos todos los días, la prensa se apodera del tema, así que genera mucha solidaridad. Esta crisis económica tiene efectos más devastadores, pero no hay fotos que motiven a la gente a hacer donativos", explicó.
Otro aspecto que generalmente está invisible tiene que ver con la vergüenza de las personas que jamás pensaron tocar las puertas de la Cruz Roja "y que llegan disculpándose por tener que pedir ayuda", comentó Habsburg.
EFE