El presidente sirio, Bachar el Asad, ha anunciado hoy una amnistía general a todos los delitos cometidos antes del 20 de junio de 2011, al tiempo que se celebran manifestaciones multitudinarias de apoyo al régimen en distintas ciudades del país.
La agencia oficial siria Sana ha informado de la decisión presidencial en una nota urgente y no ha ofrecido más detalles sobre la amnistía, la segunda decretada por El Asad desde el inicio de las protestas hace tres meses. El pasado 31 de mayo, El Asad decretó una amnistía general que incluía a los presos políticos y a los miembros de los Hermanos Musulmanes para aquellos reos que habían perpetrado delitos hasta ese día. En esa ocasión, el indulto consistía en el perdón de la mitad de la pena siempre y cuando no hubiera una denuncia interpuesta por un individuo.
El anuncio de hoy coincide con multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades del país en apoyo al régimen de El Asad y a su programa de reformas. Las marchas tienen lugar en Damasco, Alepo (norte), Deraa (sur), Homs (centro) y Tartus (este), entre otras ciudades.
En la capital, decenas de miles de personas se reunieron en la plaza de Amawin, cerca de la Mezquita de los Omeya, donde ondearon banderas sirias y portaron retratos de El Asad, según las imágenes emitidas por la televisión.
Escepticismo
La amnistía ha sido anunciada tan solo un día después de que el mandatario diera un discurso en la Universidad de Damasco en el que prometió un diálogo nacional y reformas al tiempo que amenazaba con exterminar "los gérmenes" rebeldes. Por eso, la medida de El Asad se admite con escepticismo en la oposición siria al régimen y en la comunidad internacional.
Ayer, miles de personas tomaron las calles de varias ciudades sirias para pedir la caída del régimen y en respuesta al discurso del presidente, quien insistió en la existencia de una conspiración internacional contra Siria. Los grupos opositores al régimen informaron de que las protestas tuvieron lugar en Alepo, la segunda ciudad del país, Hama, Latakia y en localidades de las provincias de Idleb y de Rif Damasco, entre otras.
Por su parte, el presidente de EE UU, Barack Obama, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, han coincidido en que "el Gobierno sirio debe poner fin al uso de la violencia ya" y emprender "reformas significativas que respeten las aspiraciones democráticas del pueblo", según informó la Casa Blanca.
Según un comunicado de la residencia presidencial estadounidense, los dos líderes mantuvieron hoy una conversación telefónica centrada en la situación de Siria y de Libia. El Gobierno estadounidense, sin embargo, indicó a través de los portavoces del Departamento de Estado, Victoria Nuland, y de la Casa Blanca, Jay Carney, que "las palabras no son suficientes" y deben ser respaldadas por hechos.
La represión violenta de las manifestaciones en favor de reformas políticas en Siria iniciadas hace tres meses ha causado la huida de numerosas personas hacia Turquía y, según la oposición siria, más de 1.000 personas han muerto a consecuencia de la represión. Obama y Erdogan, que ya conversaron también por teléfono la semana pasada, abordaron también la situación en Libia y la intervención militar liderada por la OTAN.
El miedo a la represión está obligando a muchos a abandonar sus casas. Según el comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los pueblos alrededor de la ciudad siria de Jisr al Shughur están "vacíos". Sacudida por la violencia a principios de este mes, esta ciudad al norte del país ha sido escenario de varias manifestaciones de la oposición al régimen y de los primeros casos de deserción. En este pueblo empieza el goteo de refugiados que cruzan a Turquía. Ya son más de 10.000.
EL PAIS/AGENCIAS