El ingeniero Juan Carlos Sánchez, coganador del Premio Nobel de la Paz 2007 y doctor en Ciencias Ambientales, conversó en exclusiva con Noticias24 Radio sobre el impacto ambiental de la tragedia de Amuay.
Desde el punto de vista ambiental “hubo dos acontecimientos importantes: el primero fue un escape de gas, del cual no se sabe el origen y luego esa nube de gas inflamable, que consiguió un punto de ignición y estalló (…). En segundo lugar, las llamas que quemaron el hidrocarburo”, explicó.
En primer término, la explosión de la nube de vapor no confinada “redujo a escombros una gran cantidad de estructuras y también la vegetación al rededor se vio destruida (…). Quedó una gran cantidad de escombros regados tanto dentro como fuera de la refinería“.
En tal sentido, Sánchez apuntó que en el área afectada por la onda expansiva “posiblemente se encontraban depósitos de sustancias químicas“, lo cual se habría visto reflejado en imágenes donde “se ve una serie de tambores totalmente retorcidos”.
En cuanto a las nubes de humo negro que se desprendieron de los tanques de nafta, los cuales ardieron desde el momento de la explosión hasta la mañana de este martes, el coganador del Nobel señaló que las mismas “contienen una gran cantidad de partículas, que siempre contienen hollín, alquitrán y cenizas”.
Según explica el experto ambiental, tales partículas podrían generar una serie deproblemas respiratorios y cardiopatías.
Asimismo, “dentro de esos contaminantes que están presentes en esas partículas, se encuentran los hidrocarburos poliaromáticos, que son tóxicos y puede ocasionar mutaciones genéticas en las especies”.
Sánchez recomienda a las autoridades hacer un muestreo del aire, agua y especies biológicas en las áreas circundantes a la refinería para establecer si presentan tales agentes nocivos.
“Hay un riesgo de que se haya ocasionado un impacto sobre los suelos y el mar”, sostuvo.