A los 84 años murió Monseñor Eduardo Herrera Riera, Obispo Emérito de Carora, según confirmó el gobernador del estado Lara, Henri Falcón. Herrera Riera este año, en el mes de abril, se había manifestado públicamente con una carta dirigida al presidente Chávez, en la cual le pedía que dejara a un lado el lenguaje violento, el cual es el generador de los problemas en las calles.
Monseñor Eduardo Herrera Riera había sido sometido a un fuerte tratamiento de quimioterapia y de radioterapia que, según confensó en aquella carta que escribió para comunicarse con el presidente Chávez, lo había dejado extremadamente débil por haber rebajado 16 kilos de peso.
"Soy como un esqueleto ambulante, que no se puede movilizar por sí solo, llevándome siempre en silla de ruedas. Todo eso me da la seguridad de que mi muerte está muy cercana", había escrito el Obispo Emérito de Carora el 9 de abril.
En aquella misiva afirmó: "Señor Presidente, usted ha cometido muchas y muy graves injusticias. Sólo para recodarle algunos casos más emblemáticos: La injusta prisión de María de Lourdes Afiuni y la de los tres comandantes de la policía; y así como ellos, innumerables casos más que han hecho sufrir muy gravemente a ellos y a sus familias. Todo eso debe y puede ser reparado con una orden suya, que estoy cierto se cumpliría de inmediato de abrir las puertas de las prisiones a todos los presos políticos y, además, las puertas del país a todos los exiliados que se han visto obligados de abandonar su patria huyendo de las casi seguras represalias".
Monseñor Eduardo Herrera Riera había sido sometido a un fuerte tratamiento de quimioterapia y de radioterapia que, según confensó en aquella carta que escribió para comunicarse con el presidente Chávez, lo había dejado extremadamente débil por haber rebajado 16 kilos de peso.
"Soy como un esqueleto ambulante, que no se puede movilizar por sí solo, llevándome siempre en silla de ruedas. Todo eso me da la seguridad de que mi muerte está muy cercana", había escrito el Obispo Emérito de Carora el 9 de abril.
En aquella misiva afirmó: "Señor Presidente, usted ha cometido muchas y muy graves injusticias. Sólo para recodarle algunos casos más emblemáticos: La injusta prisión de María de Lourdes Afiuni y la de los tres comandantes de la policía; y así como ellos, innumerables casos más que han hecho sufrir muy gravemente a ellos y a sus familias. Todo eso debe y puede ser reparado con una orden suya, que estoy cierto se cumpliría de inmediato de abrir las puertas de las prisiones a todos los presos políticos y, además, las puertas del país a todos los exiliados que se han visto obligados de abandonar su patria huyendo de las casi seguras represalias".