(AP) - Los carteles a lo largo de las carreteras tienen un nuevo mensaje para los opositores a Hugo Chávez: “¡Déjenlo trabajar!”.
“Esto es un chiste (…). Lo usan como una excusa ante su profunda incapacidad”
“¡Déjenme trabajar!” dijo en esa ocasión Chávez y esa frase es hoy un elemento importante de su campaña con miras a la reelección en los comicios del año que viene.
Los líderes opositores dicen que el mandatario está tratando de convencer al electorado de que la oposición interfiere con sus esfuerzos, a pesar de que en los 12 años que lleva en el gobierno ha gozado de un poder casi ilimitado y de enormes ganancias generadas por la industria petrolera.
El gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, que asoma como uno de los principales rivales de Chávez, ha recibido una lluvia de críticas de los aliados del presidente, que dicen que entorpece la labor del gobierno.
Capriles afirma que es una acusación absurda.
“Esto es un chiste”, expresó mientras golpeaba puertas durante un acto de campaña en el barrio pobre de Ocumare de Tuy, al sur de Caracas. “Lo usan como una excusa ante su profunda incapacidad”.
Él y otros líderes de la oposición han estado criticando los logros de Chávez en la lucha contra el crimen, la reconstrucción de una infraestructura que se cae a pedazos y la creciente inflación.
Los partidarios de Chávez, por su parte, dicen que la campaña publicitaria es limpia y refleja la realidad, pues la oposición constantemente trata de restarle valor a lo que hace el presidente e ignora sus logros.
Luego de ese discurso, la televisión estatal transmitió avisos que mostraban a un individuo con bigote que se quejaba de la oposición.
“El trabajo de la derecha es bloquear al presidente para que no pueda trabajar”, decía el bigotudo en un restaurante. Su compañero acotaba: “El que no lo deja trabajar es un apátrida”.
Chávez a menudo alude a una batalla mediática con la oposición, en la que recurre a la prensa estatal y declaraciones de ministros y otros funcionarios. Sus colaboradores generalmente aportan visiones que buscan contrarrestar las críticas de los medios opositores.
El vicepresidente Elías Jaua dijo hace poco que Capriles no repara las carreteras rurales que resultaron dañadas por lluvias torrenciales.
Y la legisladora oficialista Cilia Flores lo acusó de permitir que la policía estatal cometiese violaciones a los derechos humanos, incluidos arrestos arbitrarios y el uso excesivo de la fuerza.
Capriles afirma que esas acusaciones no tienen sustento.
Y se queja, lo mismo que otros políticos de oposición, de que el gobierno y sus aliados en la Asamblea Nacional tratan de quitarle fondos y atribuciones.
En el 2008, legisladores chavistas aprobaron una medida que prohibía a estados y municipalidades cobrar impuestos a los aeropuertos y peajes en las carreteras, reduciendo así la cantidad de fondos que los políticos locales podían usar para sus programas.
Capriles expresó asimismo que el gobierno confiscó hospitales públicos, clínicas de barrio y varios edificios de la policía en su estado, que incluye partes de Caracas, la capital. Dijo que el gobierno nacional se apropió además de una planta de asfalto usada en el mantenimiento de las carreteras del estado.
El gobernador afirma que su gestión está demostrando que hay otras formas de gobernar y de resolver problemas graves como la escasez de viviendas a precios accesibles, algo que Chávez considera una de sus prioridades.
Durante su visita de principios de mayo a Ocumare Del Tuy, cientos de personas lo rodearon debajo de un árbol de mango y le pidieron que los ayudase a encontrar viviendas. Algunas les entregaron cartas solicitándole ayuda.
Cuando Capriles visitó una vivienda con paredes de ladrillo desvencijadas y un techo de zinc con filtraciones, Arelis Rojas, una madre soltera, le imploró que la ayudase a conseguir una casa nueva.
“Necesito salir de aquí, no está seguro”, le dijo la mujer, añadiendo que cuando llueve fuerte, la casa se le inunda. El piso estaba empapado por la lluvia de la noche previa y el techo hacía ruido cada vez que soplaba un poco de viento.
Capriles consoló a la mujer y le dijo que su gobierno le daría materiales de construcción gratis y la ayudaría a hacer los arreglos necesarios.
“Es el primer político que se ha tomado el tiempo de averiguar cuáles son los problemas que nos agobian. Confío que me puede ayudar”, manifestó. “El presidente hace muchas promesas y yo no veo resultados”.
Capriles fue más franco.
“Él habla nada más”, dijo acerca de Chávez, añadiendo que Venezuela necesita que se hable menos y se ofrezcan más soluciones prácticas.
El gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, que asoma como uno de los principales rivales de Chávez, ha recibido una lluvia de críticas de los aliados del presidente, que dicen que entorpece la labor del gobierno.
Capriles afirma que es una acusación absurda.
“Esto es un chiste”, expresó mientras golpeaba puertas durante un acto de campaña en el barrio pobre de Ocumare de Tuy, al sur de Caracas. “Lo usan como una excusa ante su profunda incapacidad”.
Él y otros líderes de la oposición han estado criticando los logros de Chávez en la lucha contra el crimen, la reconstrucción de una infraestructura que se cae a pedazos y la creciente inflación.
Los partidarios de Chávez, por su parte, dicen que la campaña publicitaria es limpia y refleja la realidad, pues la oposición constantemente trata de restarle valor a lo que hace el presidente e ignora sus logros.
“Déjenme trabajar”, de un discurso a un eslogan político
La frase “déjenme trabajar” pasó a ser un slogan político luego de que Chávez la utilizó en un discurso en enero para aludir a legisladores que se oponían a un decreto que le dio poderes especiales, el cual fue aprobado por la mayoría chavista.Chávez a menudo alude a una batalla mediática con la oposición, en la que recurre a la prensa estatal y declaraciones de ministros
“Si ustedes no quieren trabajar, déjenme trabajar. Yo estoy trabajando por el pueblo, por los más necesitados”, sostuvo Chávez.Luego de ese discurso, la televisión estatal transmitió avisos que mostraban a un individuo con bigote que se quejaba de la oposición.
“El trabajo de la derecha es bloquear al presidente para que no pueda trabajar”, decía el bigotudo en un restaurante. Su compañero acotaba: “El que no lo deja trabajar es un apátrida”.
Chávez a menudo alude a una batalla mediática con la oposición, en la que recurre a la prensa estatal y declaraciones de ministros y otros funcionarios. Sus colaboradores generalmente aportan visiones que buscan contrarrestar las críticas de los medios opositores.
Capriles denuncia una “campaña de desprestigio” por parte del oficialismo
Capriles es uno de los blancos preferidos de los chavistas. Dice que el oficialismo lanzó una campaña de desprestigio ahora que se postuló a la presidencia y que espera que se intensifique.El vicepresidente Elías Jaua dijo hace poco que Capriles no repara las carreteras rurales que resultaron dañadas por lluvias torrenciales.
Y la legisladora oficialista Cilia Flores lo acusó de permitir que la policía estatal cometiese violaciones a los derechos humanos, incluidos arrestos arbitrarios y el uso excesivo de la fuerza.
Dijo que el gobierno nacional se apropió además de una planta de asfalto usada en el mantenimiento de las carreteras del estado
“Entrena a funcionarios policiales para que arremetan contra la población”, declaró.Capriles afirma que esas acusaciones no tienen sustento.
Y se queja, lo mismo que otros políticos de oposición, de que el gobierno y sus aliados en la Asamblea Nacional tratan de quitarle fondos y atribuciones.
En el 2008, legisladores chavistas aprobaron una medida que prohibía a estados y municipalidades cobrar impuestos a los aeropuertos y peajes en las carreteras, reduciendo así la cantidad de fondos que los políticos locales podían usar para sus programas.
Capriles expresó asimismo que el gobierno confiscó hospitales públicos, clínicas de barrio y varios edificios de la policía en su estado, que incluye partes de Caracas, la capital. Dijo que el gobierno nacional se apropió además de una planta de asfalto usada en el mantenimiento de las carreteras del estado.
El gobernador afirma que su gestión está demostrando que hay otras formas de gobernar y de resolver problemas graves como la escasez de viviendas a precios accesibles, algo que Chávez considera una de sus prioridades.
Durante su visita de principios de mayo a Ocumare Del Tuy, cientos de personas lo rodearon debajo de un árbol de mango y le pidieron que los ayudase a encontrar viviendas. Algunas les entregaron cartas solicitándole ayuda.
Cuando Capriles visitó una vivienda con paredes de ladrillo desvencijadas y un techo de zinc con filtraciones, Arelis Rojas, una madre soltera, le imploró que la ayudase a conseguir una casa nueva.
“Necesito salir de aquí, no está seguro”, le dijo la mujer, añadiendo que cuando llueve fuerte, la casa se le inunda. El piso estaba empapado por la lluvia de la noche previa y el techo hacía ruido cada vez que soplaba un poco de viento.
Capriles consoló a la mujer y le dijo que su gobierno le daría materiales de construcción gratis y la ayudaría a hacer los arreglos necesarios.
“Es el primer político que se ha tomado el tiempo de averiguar cuáles son los problemas que nos agobian. Confío que me puede ayudar”, manifestó. “El presidente hace muchas promesas y yo no veo resultados”.
Capriles fue más franco.
“Él habla nada más”, dijo acerca de Chávez, añadiendo que Venezuela necesita que se hable menos y se ofrezcan más soluciones prácticas.
Por Christopher Toothaker
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