Los manifestantes antigubernamentales intercambiaron este martes rosas y abrazos con la policía en una tregua de las protestas que desde el sábado pasado han dejado al menos tres muertos y más de 200 heridos en Bangkok.
Tras dos días de duros enfrentamientos con gases lacrimógenos y cañones de agua, las autoridades permitieron a los manifestantes acceso a la sede del Gobierno y al cuartel de la Policía Metropolitana en la capital.
Tras lograr el acceso, los antigubernamentales y los agentes se saludaron con efusivos abrazos, sacudidas de mano, besos, rosas y hasta se tomaron fotos de grupo, al tiempo que juntos retiraban los bloques de hormigón y los alambres de espino.
Había al menos ocho camiones de la Policía calcinados en la entrada de la sede gubernamental, según pudo observar Efe, tras los fuertes enfrentamientos entre ambos bandos durante la pasada noche, en la que los manifestantes lanzaron decenas de cócteles molotov y cohetes.
"Los manifestantes decían que quería entrar en los edificios gubernamentales, pero el Gobierno no quiere ver ninguna batalla ni confrontación así que hemos ordenado a la Policía retirarse", apuntó Teerat Ratanasevi, portavoz del Gobierno, al reiterar que quieren "evitar la violencia".
La mayoría de los asaltantes regresaron después al corazón de las protestas en el Monumento de la Democracia, aunque también hay manifestantes atrincherados en el Ministerio de Finanzas y el complejo gubernamental de Chaeng Wattana.
El líder del movimiento opositor, el ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, indicó después de que sus seguidores ocuparon la sede del Gobierno y la Policía Metropolitana que las protestas continuarán.
"Podemos celebrar, pero no podemos dejarnos llevar. El "régimen de Thaksin" todavía continúa", declaró Suthep durante un discurso televisado por el canal "Blue Sky", que secunda las manifestaciones.
El líder opositor volvió fijar como su "objetivo final" erradicar la "corrupción" heredada por el actual Ejecutivo del período en el que gobernó el ex primer ministro Thanksin Shinawatra, depuesto en 2006 en un golpe militar incruento.
"Nuestro objetivo es la total erradicación del "régimen Thaksin" y todavía permanece inalterable", señaló el ex político, quien aseguró que no volverá a ejercer la política dentro de las filas del Partido Demócrata, al que pertenecía como parlamentario hasta hace unas semanas.
Suthep acusa a la actual primera ministra, Yingluck Sinawatra, de corrupción y de ser un títere de su hermano mayor, Thaksin, quien según los opositores gobierna desde el exilio y que vive en el exilio para evitar una condena que le impuso la justicia tailandesa en rebeldía a dos año de prisión por corrupción.
El movimiento antigubernamental rechazó una vez más parar sus protestas a cambio de la dimisión de Yingluck y la disolución del Parlamento para celebrar nuevas elecciones, ya que exigen la creación de un "consejo popular" designado por un comité.
"Unas nuevas elecciones ahora solo serviría para más compra de votos. Ellos compran su camino al poder", sentenció Suthep en referencia a la familia Shinawatra y sus aliados políticos.
"Debemos ser pacientes. Un golpe de estado lleva solo tres horas. La batalla requiere tiempo porque nosotros solo tenemos corazón y las manos desnudas", alentó el opositor a sus seguidores.
De momento, tres personas han muerto y otras 50 resultaron heridas en enfrentamientos entre detractores y simpatizantes del Ejecutivo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, mientras que el resto de los heridos ocurrieron entre el domingo y la mañana del martes, principalmente a causa de los gases lacrimógenos.
A pesar de las movilizaciones que se intensificaron hace una semana, la vida transcurre con normalidad en la mayor parte de Bangkok y otras ciudades turísticas de Tailandia.
La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, reafirmó ayer en rueda de prensa que no piensa dimitir del cargo y volvió a ofrecer una salida para superar la crisis política mediante el diálogo.
Yingluck calificó como "inaceptables" y contrarias a la Constitución las demandas del líder de las protestas para que ceda el poder a un consejo popular no elegido por el pueblo en unas elecciones.
Tailandia arrastra una grave crisis política desde hace unos 8 años con frecuentes manifestaciones y protestas callejeras que buscan paralizar el Gobierno de turno.
EFE