Miguel Pajares, el sacerdote español que este martes falleció a causa del virus del ébola, había escrito una serie de cartas en las que describía la precaria y riesgosa situación en Liberia, donde cumplía una labor humanitaria y contrajo la enfermedad que lo llevó a la muerte.
"Si tenemos que quedarnos aquí será horrible...Esperamos que mañana vengan a fumigar el hospital”, relataba el padre cómo era lidiar con la peste.
A través de emails contaba la impotencia que le generaba la falta de atención a los enfermos. “Nuestro dolor es de impotencia. Si todos los hospitales se cierran, ¿qué pasará con otros pacientes? Lo que más urge ante esta peste es material protector para el personal", decía.
El programa Espejo Público hizo públicos los escritos de Pajares, y aunque no precisa a quien dirigía sus mensajes, se lee en uno de ellos su molestia por la inacción del gobierno de Liberia.
“El gobierno no da nada, como siempre...Te escribo para que veas si alguien lo puede mandar gratis...Si ves que te supera y no puedes hacer nada, no te preocupes", escribió.
Para describir la proporción del riesgo, la comparó con la guerra, una en la que el enemigo está en casa; incluso describe los síntomas que lo atacaron una vez que contrajo el ébola.
"Ayer me sentí mal, con fiebre y débil. La noche no ha bajado la fiebre... Estamos solos, en manos de Dios. La muerte ronda. Me gustaría daros mejores noticias. No os asusto con casos alarmantes, prefiero que la esperanza sea nuestro objetivo. Un abrazo fuerte, aunque aquí están prohibidos por la enfermedad", manifestó.EFE