nte los participantes del acto de solidaridad con la Revolución Bolivariana y por la integración de los pueblos, durante la oncena jornada de agroecología en Paraná, Brasil, el dirigente del Movimiento Sin Tierra (MST), Joao Pedro Stédile, fue contundente: Triunfo de Chávez será una derrota para el imperialismo en América Latina.
El dirigente brasileño llamó a campesinos y campesinas y a otras organizaciones sociales de la región a unirse a la campaña por Hugo Chávez y detener un regreso de la derecha. De esa forma, dijo, “las elecciones del 7 de octubre en Venezuela definirán el avance de nuestro proyecto de unidad, integración y cooperación, frente a la propuesta del imperialismo y el capital para América Latina.”
Joao Pedro miró al tablero continental: “Hay tres proyectos en disputa. El primero es el del imperialismo, que intenta recolonizar la región -y para demostrarlo sirven como referentes los últimos intentos de golpes de Estado en Bolivia, Ecuador, en la propia Venezuela y los que se concretaron más recientemente en Honduras y Paraguay; las bases militares, entre ellas, la que se proyecta para el Chaco, y otras intervenciones norteamericanas en el campo diplomático, militar, económico. El segundo proyecto es el de la integración de la burguesía capitalista que quiere repartirse el lucro de sus grandes empresas. El tercero, y el que nosotros debemos ayudar a construir es el de la integración de los pueblos.”
En este se detuvo más, y habló con mayor entusiasmo: “Ese proyecto se llama ALBA” (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Debemos contribuir con los gobiernos que han puesto la economía de los países al servicio popular”, dijo, y destacó los distintos programas de beneficio social como el de alfabetización Yo sí puedo, la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, la Escuela de Veterinaria para campesinos de toda la región que quiere levantarse en Uruguay, los medios de comunicación alternativos a la concentración mediática de las grandes empresas como Telesur, y también la articulación económica continental que se viene impulsando a partir del Banco del Sur.
“Nosotros, movimientos sociales, también debemos construir nuestra integración, que debemos hacer en la práctica”, exhortó, lo cual significó una referencia directa a la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA, que organizaciones con amplia base social de América Latina y el Caribe se han propuesto llevar adelante. “Somos un solo pueblo, mezcla de indígenas, afrodescendientes. Debemos unir nuestra fuerza para ese proyecto que defendemos.”
El salón de la Universidad Estadal de Londrina, que concentraba a más de 4000 campesinos y campesinas de Brasil, acampados y asentados de distintas regiones, que luchan a diario por la tierra y por construir un modelo para el campo desde las raíces más propias, así como integrantes de movimientos y organizaciones de Bolivia (MST-Bolivia, Casas del ALBA), Perú (Movimiento Poder Popular), Venezuela (Colectivo Cimarrón), entre otros de Haití, Colombia, Uruguay, Paraguay, Ecuador, se convirtió en un espacio de actualización y diálogo de base ante la coyuntura regional.
Joao Pedro resaltó la agroecología como parte del proyecto popular continental, y las IALAS (escuelas de agroecología) que ya funcionan en Paraguay, Venezuela y Brasil para fomentarlo.
La formación es uno los ejes fundamentales de la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA. El modelo del agronegocio, como han explicado las organizaciones de Vía Campesina, cada vez más destruye con sus políticas las zonas rurales. No solo se afecta la tierra. Según Brasil de Fato, más de 24 000 escuelas fueron cerradas en el medio rural brasileño en los últimos ocho años, lo que sucede de forma similar en el resto de América Latina y el Caribe. La alternativa ha sido la lucha constante y la solidaridad, como ocurre en Haití.
Acerca de esta experiencia habló un estudiante haitiano de la Florestan Fernandes. Otras intervenciones de latinoamericanas y latinoamericanos dejaron a la jornada mensajes de apoyo y construcción conjunta.
Validaciones de la integración desde abajo:
De forma explícita o implícita, las charlas y los seminarios, durante la jornada, terminaron desembocando en la integración. En entrevista con ALBA-Movimientos, el abogado Darci Frigo reconoció que son los movimientos sociales los que han fortalecido los procesos de cambio que están en curso en la región, en lo que también han influido los proyectos integracionistas como CELAC, UNASUR y el ALBA. “Para llevar adelante sus propuestas, tendrán que traspasar el bloqueo de los medios de comunicación, continuar las manifestaciones en las calles, producir conocimiento en función de sus propuestas, como esta de la agroecología, intercambiar con los espacios académicos, continuar la solidaridad como pasa con Haití”, dijo.
Para Isabel Grein, dirigente y militante del MST, es imprescindible la organización popular y las discusiones con las bases en cualquier articulación y lucha: “Es lo que hace hoy el Movimiento Sin Tierra, analizar su organización frente al contexto y entender sus derechos en diálogo con los principios socialistas y humanistas.”
El mensaje de esta mujer convincente, que acompaña la formación en uno de los asentamientos de Paraná, es convertir la lucha en un proyecto de vida, y diseminarlo a partir de la integración. Es posible. Eso lo evidenció la jornada a lo largo de cuatro días, ya que logró reunir la gran familia latinoamericana. La cotidianidad fue de movilización, cocinas colectivas, intercambio de experiencias entre movimientos de la región, talleres prácticos de agroecología, una radio “comunitaria” y un acto en el que se levantó la voz por hacer realidad un proyecto popular para Nuestra América.
(MPPRE/VTV)