Un tratamiento permite tratar las alergias al huevo y a la leche
Los niños que sufren alergia alimentaria a la leche y al huevo ya pueden ser tratados mediante un tratamiento que consiste en inducir artificialmente la tolerancia a estos alimentos mediante una pauta de desensibilización basada en la administración de pequeñas cantidades de leche o de huevo, que aumentan progresivamente hasta conseguir la cantidad de una toma habitual sin reacciones alérgicas adversas.
Esta pauta, que se emplean en algunos hospitales en España, permite eliminar las reacciones alérgicas a dos alimentos básicos, la leche y el huevo. En apenas dos meses, en el caso del huevo, y entre tres y cuatro, en el de la leche, los pacientes llegarán a poder consumir un vaso de leche (200 ml) al día o un huevo cada dos días gracias a un tratamiento de desensibilización progresivo. «La calidad de vida de estos pacientes mejora sustancialmente», asegura María José Goikoetxea, de la Clínica Universidad de Navarra, centro donde también se aplica esta terapia.
Hay que tener en cuenta que la leche y el huevo no sólo son dos alimentos básicos, sino que, como ingredientes o como trazas, están presentes en gran cantidad de productos cocinados, con lo que la calidad de vida de los pacientes alérgicos se ve claramente afectada. «Por lo general es una alergia que aproximadamente el 80% de los niños supera de forma espontánea a los tres años. Pero queda ese 20% que no lo supera», apunta la doctora Goikoetxea.
El tratamiento se viene aplicando en la Clínica Universidad de Navarra desde primeros de 2012 y los resultados no pueden ser más positivos. «Si pensamos en un niño o un adolescente, vemos que después del tratamiento pueden comer bizcocho por la mañana, un huevo frito o un yogur por la noche por ejemplo y sobre todo no revisar las etiquetas de todos los productos que consumen, cuando eran pacientes que no podían consumir nada que tuviese leche o huevo», añade Goikoetxea.
Reeducar a las células
El tratamiento es sencillo y se basa fundamentalmente en reeducar a las células que reaccionan ante alimentos inocuos como puedan ser, en este caso, la leche o el huevo. Esta reeducación pasa por administrar cantidades muy pequeñas de leche y huevo, al principio ínfimas, que se van aumentando progresivamente -estos incrementos se efectúan siempre en el recinto hospitalario- para que el cuerpo vaya asimilando estas sustancias sin reaccionar contra ellas. Así hasta llegar a la dosis objetivo: un vaso de leche (200 ml.) o un huevo. Este proceso suele tardar unos dos meses en el caso del huevo, y entre tres y cuatro, en el de la leche.
El paciente, una vez llegado a este punto, debe saber que este alimento que antes era una enfermedad se convierte también en su curación, pero para ello, debe consumirlo casi a diario. Según explica la doctora Goikoetxea, «esta sería la fase de mantenimiento, es decir, el paciente debe tomar una vaso de leche al día y tres huevos a la semana porque si eliminamos el estímulo de la leche o el huevo, podríamos perder la tolerancia». Conocido como desensibilización alimentaria, inducción de tolerancia oral, o inmunoterapia con alimentos, este tratamiento plantea manipular y corregir a las defensas del organismo, adormilarlas y así actúen con normalidad ante situaciones inocuas como comer un huevo o beber leche.
ABC