(Reuters) - El candidato con más posibilidades de representar a la oposición venezolana en las elecciones de 2012 quiere al presidente Hugo Chávez sano y salvo para una pelea justa.
Henrique Capriles Radonski cree también que el misterio de la convalecencia de Chávez en Cuba podría ser una simple táctica para aumentar la especulación sobre su real condición, maximizando así la simpatía y el beneficio político de un regreso “triunfante”.
“Hay una gran desinformación. Y pareciera que es adrede”, dijo Capriles a Reuters, refiriéndose a los rumores que flotan alrededor de la operación de Chávez del 10 de junio y su prolongada estadía en La Habana.
“Me imagino a Chávez cuando regrese diciendo que los medios gringos lo estaban matando y que la oposición venezolana quería que se muriera. Todo lo contrario. Yo te lo digo como aspirante a ese cargo”, agregó el político de 38 años.
Capriles, actual gobernador de Miranda, el segundo estado más poblado del país, es el favorito para ganar las primarias de la oposición en febrero de 2012 de donde saldrá el candidato que intentará doblegar a Chávez tras 12 años en el poder.
Por su parte Chávez, uno de los líderes mundiales más reconocidos y controversiales, buscará otro mandato de seis años.
“Lo primero por supuesto es que el presidente se recupere porque yo quisiera que el cambio en Venezuela fuera con votos”, dijo Capriles en una entrevista tarde el domingo.
“Yo quiero enfrentar al actual Presidente (…) bueno y sano”, agregó.
Aliados de Chávez insisten en que el socialista de 56 años está recuperándose de una cirugía por un absceso pélvico y que regresará a tiempo para la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y el bicentenario de la independencia venezolana, ambos a celebrarse el 5 de julio.
Pero el usualmente ubicuo líder ha desaparecido de la agenda pública, limitando sus apariciones a una llamada telefónica con la cadena Telesur y algunos mensajes vía Twitter en dos semanas y media.
Ello ha alimentado las especulaciones sobre la gravedad de su enfermedad, según algunos hasta un posible cáncer de próstata.
Capriles dice que los eventos recuerdan cómo se manejaban estos asuntos en los países del antiguo bloque soviético.
“Probablemente Chávez sigue la misma estrategia, de regresar triunfante antes del desfile del 5 de julio para hacer sentir que es un hombre que vence las enfermedades y las peores situaciones porque es una persona con dotes especiales”, dijo.
El regreso de Chávez
El carisma y la conexión de Chávez con la mayoría pobre del país son innegables. Ello, aunado a una inyección de ingresos petroleros para proyectos sociales, han sustentado el éxito del ex militar que permanece en el poder desde 1999.
La oposición, sin embargo, dice que un halo dictatorial baña su Gobierno y que los venezolanos se están dando cuenta de la caótica y corrupta gestión de los vastos recursos del país miembro de la OPEP.
Capriles dice que los venezolanos y el mundo deberían estar discutiendo los inaceptables cortes de luz, el motín en una de las mayores cárceles del país y la escasez alimentaria, en vez de sobre el estado de salud del presidente.
“En cualquier país del mundo dan partes médicos cada día, cada hora que pueda haber una variación”, dijo.
Capriles -que se inspira en el modelo del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva- dice que Chávez debería hablarle al país si puede enviar tweets.
“No he emitido ninguna opinión (sobre la salud de Chávez) porque aquí lo que se busca es precisamente la polémica”, opinó Capriles.
Copiando algunos aspectos del populismo de Chávez y denunciando la pobreza como el mayor problema del país, Capriles se ha hecho un nombre en las zonas más pobres de su estado. En numerosas encuestas, él encabeza la lista de contendientes opositores que lucharán en febrero de 2012 para ser adversarios de Chávez.
Ello lo ha convertido en un foco de ataques gubernamentales, incluso con anuncios televisivos que lo desacreditan.
“Si fuera yo el que me hubiera enfermado, te aseguro que me hubieran sacado y nombrado un Gobierno paralelo o algo así”, concluyó.
Por Andrew Cawthorne
(Escrito por Diego Oré; Editado por Marion Giraldo)