El Gobierno chino anunció un conjunto de medidas para estimular la economía de las provincias del noreste del país, las más afectadas por la reestructuración del modelo de crecimiento de la segunda economía mundial debido a su fuerte dependencia de las industrias pesadas.
El plan afecta a las provincias de Liaoning, Jilin y Heilongjiang, cuyo crecimiento económico durante el primer semestre estuvo entre los más bajos de todo el país, concretamente del 7,2 por ciento, 6,8 por ciento y 4,8 por ciento respectivamente.
El caso de Heilongjiang es especialmente significativo, ya que es la provincia cuyo producto interior bruto (PIB) creció menos en la economía china, que globalmente registró un avance del 7,4 por ciento durante los primeros seis meses del año.
El plan pretende impulsar las empresas privadas, reformar las compañías de propiedad estatal, desarrollar el sector agrícola, renovar las zonas urbanas degradadas y aprobar docenas de nuevos proyectos de infraestructuras, según indicó el martes el Gobierno chino en un comunicado.
El documento, que recoge 35 puntos, señala que el Gobierno central "acelerará la construcción" de ocho nuevas líneas de ferrocarril y creará o ampliará diez aeropuertos regionales, entre otros proyectos.
En el comunicado, el Ejecutivo no especifica el monto total que se va a invertir en las regiones.
"Se fomentará que las compañías estatales vendan parte de sus acciones a los inversores privados y extranjeros para construir un sistema de propiedad mixta y avanzar en las reformas", dice el documento, que también se propone "apoyar a las industrias emergentes" como la robótica, la ingeniería marina y la expansión del sector servicios.
La economía de las provincias del noreste de China, próximas a la capital, Pekín, se ha basado en gran medida en la actividad de las compañías estatales especializadas en sectores como el acero, el cemento o el carbón, entre otros.
Estas industrias son las más afectadas por las reformas llevadas a cabo por Pekín, que busca menos dependencia de estos sectores -son también los que emiten más contaminantes- y reducir el exceso de capacidad existente.
Tras décadas de crecimiento a doble dígito, China se encuentra actualmente en una fase decisiva de su desarrollo económico que pasa por dar un mayor protagonismo al sector servicios y conseguir que la demanda interna -el consumo de los ciudadanos y la inversión de las empresas privadas- sea el motor de crecimiento del país.
La consecución de esta meta conlleva inevitablemente una serie de reformas que lastran el crecimiento económico de la segunda economía mundial, especialmente el de las provincias más dependientes del modelo anterior, como es el caso de las tres que ahora recibirán las ayudas.
EFE