(Madrid, 21 de agosto. EFE) – La moda es un arte universal, y aquellos que escriben su historia tienden a homogeneizar sus códigos, aunque los canales para hacerlo son a veces muy peculiares. Uno de ellos es el uso de anglicismos, todo un “postureo” idiomático que dificulta,hasta para los más entendidos, la aprehensión de algunos conceptos.
Una “celebrity”, la “it girl” del momento, luce un “total look” en negro con “animal print” en el “front row” de Madrid Fashion Week. Su acompañante lleva una barba “hipster”, a lo que también contribuye su “outfit” de estilo gentleman moderno, muy “trendy”.
Seguro que algún “egoblogger” se lo copia para su bitácora de “street style”. ¡Espera! La pareja se está haciendo un “selfie” junto a una glamurosa “top model” que lleva sandalias “glitter”.
Este texto puede resultar ininteligible para una persona que no acostumbra a leer información sobre moda, pero estos anglicismos son habituales en blogs (otro anglicismo) y artículos periodísticos pese a que la Fundación del Español Urgente (Fundéu) sugiere siempre “buscar la palabra alternativa en español”, explica a Efe Estilo el coordinador general de Fundéu, Javier Lascurain.
El mundo de la moda es caprichoso, y parece que si no sueltas varios anglicismos por minuto no eres nadie. Son el miedo a sentirse aislado, “el desconocimiento hacia nuestro propio idioma o la fascinación por lo ajeno”, considera Lascurain, los que propician que los expertos que trabajan en este sector sigan una especie de inercia lingüística al introducir anglicismos en el lenguaje.
Pero, ¿vale todo con tal de ser “cool”? “Lo ideal sería que, si existe una palabra en español tan eficaz para describir el concepto como el término inglés, se opte por el vocablo castellano”, asevera Lascurain, “¿por qué decir “must” cuando existe imprescindible?”.
La sobreabundancia de extranjerismos en la jerga de la moda -desde anglicismos a palabras de origen francés como “glamour”, “atelier” o “prêt-à-porter”- pone en riesgo la pureza de un idioma que, aparte de poseer 400 millones de hablantes en todo el mundo, es uno de los más ricos en palabras. Sin embargo, no se trata de llevar a cabo una cruzada contra todos los extranjerismos, “a veces, el uso del anglicismo es inevitable y más eficaz”, matiza Lascurain.
La autofoto o “selfie”, el asunto que se expande de forma viral o “meme” y el “after sex”, una imagen que las parejas se toman después de practicar sexo, son algunas de las expresiones anglosajonas que se han popularizado desde que las redes sociales se convirtieron en el nuevo altavoz de nuestra vida íntima, cada vez menos secreta.
Los tipos de estilismo, (¿o “looks”?) se apropian de palabras que tienen su origen en corrientes musicales. Llevar una vestimenta “rockera” o “punk”, además de un “make up” (maquillaje) “grunge”, que se consigue por otra parte con un buen “eyeliner” negro, son algunos ejemplos de cómo la moda se etiqueta en inglés, un idioma que basa su universalización en la simpleza de sus construcciones.
“Outfits” (conjuntos) casuales, “underground”, hippies, “boho-chic” o tipo lady son lo más en un “egoblog” o bitácora donde un amante de la moda, normalmente una “it girl” o un “it boy” (chica o chico que marcan tendencia) luce su particular estilo, “retuiteado”, “instagrameado” o “posteado” después por miles de “followers” (seguidores) que concederán un “like” a sus favoritos.
El engranaje del mundo de la moda está escrito en inglés, un punto de encuentro idiomático en el que modelos, diseñadores, socialités (uno más), blogueros y periodistas logran entenderse en cualquier pasarela del mundo.
Así, todos ellos saben que en el “backstage” encontrarán a los modelos dándose los últimos retoques antes de un “shooting” (sesión fotográfica) o de un desfile, que además exige un “fitting” (prueba de vestuario), donde sin duda se exhibirán las tendencias más “fashion” de la temporada, palabra de “coolhunter” (cazatendencias).
Además, los especialistas saben que las firmas, a través de sus gabinetes de comunicación, organizan un “press day” para presentar las nuevas colecciones a los medios de comunicación,o una pequeña fiesta en la que, si te invitan, debes preguntar por el “dress code”(código de vestimenta). Todo con tal de averiguar cuál será el “must” o imprescindible de la temporada. Para volverse “crazy”