(Washington, 23 de octubre. EFE)- Herramientas prehistóricas encontradas a gran altitud en dos yacimientos en Perú revelan la capacidad de los humanos para sobrevivir en condiciones ambientales extremas desde un milenio antes de lo que se creía, según revela un estudio publicado hoy en la revista “Science”.
El equipo internacional liderado por Kurt Rademaker, de la Universidad de Maine (EEUU), ha descubierto en la cuenca Pucuncho, en el sur de los Andes peruanos a 4.500 metros sobre el nivel del mar, evidencias de lo que podría ser la presencia humana más antigua en puntos tan altos, hace más de 12.000 años, durante el Pleistoceno tardío.
Este hallazgo cambia la idea sobre la adaptación humana a entornos en altitudes elevadas, ya que adelanta la presencia de humanos en asentamientos por encima de los 4.000 metros casi un milenio, y sugiere que la adaptación a estos entornos podría haber sucedido más rápido o más temprano que lo que se suponía.
“Estudiar la adaptación humana a las condiciones extremas es importante para entender nuestra capacidad cultural y genética para sobrevivir“, asegura Rademaker.
Por los restos que han encontrado, los investigadores consideran que en este entorno pudieron establecerse pequeños grupos de cazadores-recolectores, aunque no está claro si por periodos determinados o durante todo el año.
En el yacimiento de Cuncaicha, situado a 4.480 metros sobre el nivel del mar, el equipo encontró diversas herramientas, huesos de animales y raíces consumidas como alimento, señales de haber sido un lugar habitado.
En Pucuncho, a 4.355 metros, los expertos desenterraron herramientas hechas de piedra que podrían haber servido para cazar vicuñas, un animal similar a la llama adaptada a zonas altas.
“No sabemos si los pobladores vivían allí todo el año, pero creemos que no estuvieron allí solo para cazar durante unos días, y luego se marcharon“, opinó Sonia Zarrillo, de la Universidad de Calgary y coautora del estudio.
Las regiones en altitudes elevadas han sido menos estudiadas por los arqueólogos y todavía faltan estudios sobre cómo los humanos primitivos sobrevivieron en dichos lugares caracterizados por menos oxígeno, alta radiación solar y temperaturas frías.
Algunas teorías apuntan a que los humanos tuvieron que adaptarse genéticamente durante miles de años, como muestran las poblaciones andinas actuales (mayor capacidad pulmonar y mayores concentraciones de hemoglobina para superar la falta de oxígeno), mientras otras consideran que tuvo que haber cambios ambientales, como el retroceso de los glaciares.
Los resultados del equipo de Rademaker son un desafío para la comunidad científica, pues los glaciares en esta región nunca alcanzaron la Cuenca de Pucuncho y, por tanto, nunca retrocedieron para crear una apertura que permitiera a los humanos emigrar por ahí, lo que sugiere que el cambio climático no fue necesario para una colonización exitosa.
Y, por otra parte, los artefactos en la Cuenca de Pucuncho sugieren que los humanos colonizaron altas altitudes tan solo 2.000 años después de su entrada inicial en América del Sur, lo que indica que aparentemente no hizo falta un largo periodo de adaptación humana.
Los investigadores indican que será necesario hacer más estudios arqueológicos y comparativos del genoma, para averiguar cuándo evolucionaron las adaptaciones genéticas identificadas en la población andina actual.