Canadá perdía la inocencia esta mañana pasadas las diez, cuando un hombre armado atacaba a tiros el Parlamento de Ottawa poco después de abatir a un soldado que guardaba el National War Memorial, monumento cercano al legislativo canadiense. El militar fallecido es Nathan Cirillo, 24 años. El centro de la ciudad, en otras circunstancias un lugar calmado y donde reina el orden, fue sellado por la policía y tomado por fuerzas de seguridad fuertemente armadas que hasta entrada la noche investigaban si el agresor actuó solo o si contó con la ayuda de cómplices aún no localizados.
El atacante fue abatido en el interior del Parlamento de Canadá, según ha informado la policía, que acabó estrechando sus pesquisas a dos incidentes, el del Parlamento y el del monumento, después de descartar un tercero en un centro comercial. Tres personas que ingresaron en el hospital de la ciudad con heridas leves recibían el alta en horas de la tarde.El primer ministro, Stephen Harper, que estaba en el Parlamento en el momento del ataque y tuvo que ser evacuado, compareció más de diez horas más tarde ante la nación para asegurar que Canadá no se dejará “intimidar” y que acciones “terroristas” como ésta no hacen más que “redoblar” la resolución del país de “combatir las organizaciones terroristas” que intentan llevar hasta sus fronteras el salvajismo con que actúan en otros lugares del mundo.
Según medios canadienses y estadounidenses, los investigadores han identificado al sospechoso del tiroteo como Michael Zehaf-Bibeau, un canadiense de 32 años con antecedentes penales por drogas, convertido al islam y procedente de Quebec. El diario Globe and Mailafirma que el agresor fallecido había sido designado recientemente como un "viajero de alto riesgo" por las autoridades canadienses, que se inacutaron de su pasaporte. De confirmarse estas informaciones, aumentarían las similitudes con otro ataque perpetrado esta misma semana en Canadá.
El lunes, un joven de 25 años descrito por la policía como alguien “claramente vinculado con una ideología terrorista” e investigado por sus lazos con el yihadismo, mataba a un soldado y dejaba a otro herido tras atropellarles deliberadamente con su coche en un pueblo de Quebec. El incidente de Quebec coincidía con la partida de seis aviones de combate canadienses para Kuwait para participar en los bombardeos que la coalición internacional está efectuando contra el autonombrado Estado Islámico en Irak. A principios de mes, la Cámara de los Comunes aprobaba participar en los ataques aéreos contra el EI. Si el incidente del atropello de los militares está relacionado o no con el ataque al Parlamento está por ver.
Pese a que aún no se ha establecido un vínculo directo entre ambos incidentes, en su discurso televisado Harper mencionó los dos casos y subrayó que su gobierno no permitirá que Canadá se convierta en un refugio para este tipo de agresores.
"Los eventos de esta semana son un sombrío recordatorio de que Canadá no es inmune al tipo de ataques terroristas que hemos visto en otras partes del mundo", señaló.
Al filo de las diez de la mañana, un hombre que llegó al lugar en coche escondiendo un rifle bajo una manta abatía a tiros al soldado Cirillo, que hacía guardia en el monumento a la guerra frente al parlamento canadiense, según relataban los medios de comunicación locales. A partir de ahí se produjo una escalada de los hechos que llevaban a evacuar de urgencia a Harper, que se encontraba reunido con legisladores de su partido –el conservador- cuando un hombre armado entró en el edificio y pasó corriendo al lado de la puerta en la que se encontraba el mandatario.
“El primer ministro estaba reunido cuando a una explosión enorme le siguieron varias ráfagas de disparos”, dijo Tony Clement, miembro del Gabinete de Harper. Toda el área, conocida como Parliament Hill y donde es algo habitual ver a niños jugando al fútbol en las zonas verdes, quedó cerrada y sellada por fuerzas policiales fuertemente armadas.
En el interior del edificio del Parlamento se escucharon disparos y un reportero del diario The Globe and Mail colgó un vídeo en YouTube en el que se oían tiros y varios agentes de la policía disparaban. Con informaciones frenéticas produciéndose en Twitter, el portavoz del Harper, Jason MacDonald, confirmaba que el mandatario estaba a salvo. Numerosos periodistas que cubrían la jornada parlamentaria de hoy se encontraban atrapados dentro del Parlamento, que estaba siendo registrado minuciosamente por la policía.
Citada por Globe and Mail, Carol Devine, la dueña de una joyería de un hotel cercano al Parlamento relataba que nadie podía entrar ni salir del edificio. “Es una sensación muy extraña”, dijo la mujer. “Me siento igual que me sentía el 11 de Septiembre, ese día también estaba trabajando aquí y había en el hotel una delegación de EEUU. Siento la misma extraña sensación que entonces”.
Canadá elevaba su nivel de alerta terrorista ayer martes tras el incidente del joven yihadista a pesar de que no existía “una amenaza específica”, según insisitieron fuentes oficiales, que atribuyeron la precaución “al incremento del murmullo online” de grupos radicales, incluidos el Estado islámico y Al Qaeda.
En el vecino Estados Unidos, el presidente Barack Obama hablaba con Harper, según confirmó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. “Han tenido oportunidad de hablar”, dijo Earnest sin aportar más detalles durante su habitual rueda de prensa. El FBI ordenaba que se elevase el nivel de alerta en todas sus sedes y el Comando de Defensa Aeroespacial Norteamericano (NORAD, por su sigla en inglés), hacía lo propio tras el ataque en Ottawa. “El NORAD está dando todos los pasos apropiados y prudentes para estar en condiciones adecuadas de responder rápidamente a cualquier incidente que afecte a la aviación en Canadá”, afirmó el Comando en su cuenta oficial de la red social Twitter.
Canadá no es ajena al terrorismo y en los años setenta sufrió secuestros políticos por parte del Frente de Liberación de Quebec durante lo que se conoce como la Crisis de Octubre. El país tranquilo también ha vivido varios tiroteos de masas, ambos en centros educativos, uno en en la Escuela Politécnica en 1989 y otro en Dawson College en 2006.
El alcalde de Ottawa, Jim Watson, aseguraba en rueda de prensa que este miércoles era “un día triste y trágico para nuestra ciudad y nuestro país”. A su lado, portavoces de la policía subrayaban que la situación seguía siendo “fluida” y que la investigación continuaba. "Todos queremos respuestas" y las autoridades trabajan para proporcionarlas, compartió el alcalde. Poca fue la información que la policía pudo proporcionar durante la rueda de prensa, más allá de admitir que el ataque les tomó "por sorpresa", según reconoció Gilles Michaud, de la Policía Montada de Canadá.
En un comunicado, el primer ministro Harper, subrayó "la importancia de que el Gobierno y el Parlamento sigan funcionando" pese al violento incidente. Pero Ottawa estaba en estado de choque y el corazón del Gobierno canadiense había quedado tocado para siempre.
EL PAIS