Uno de los temas más molestos para tratar con el fallecido Emilio Botínera su sucesión en el banco. Pese a contar con 79 años (estaba a tres semanas de cumplir los ochenta), el presidente del Santander eludía siempre este asunto tanto ante los medios de comunicación como dentro del banco. La respuesta de Botín era que se encontraba en perfecto estado de salud y con el apoyo de todo el consejo, por lo que no era necesario hablar de este asunto. Algunos banqueros consideran que esta forma de gestionar el relevo crea ahora incertidumbre, mientras que otros apuntan a que su hija Ana Patricia Botín (Santander, 1960) siempre ha sido su sucesora natural, por lo que Botín entendía que no
había motivo para estos debates.
Los estatutos del Santander solo indican que en caso de ausencia del presidente se debe reunir la comisión de nombramientos para elegir el sucesor, que es lo que ocurrirá esta tarde en la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte (Madrid). El vicepresidente primero, segundo en la cadena teórica de mando, es Fernando Asúa (Madrid, 1932), una persona de confianza de Emilio Botín. Él presidirá esta comisión, junto con Guillermo de la Dehesa, Rodrigo Echenique e Isabel Tocino Biscarolasaga. Los dos primeros también son ejecutivos muy cercanos al fallecido presidente (y a la familia Botín) desde hace muchos años, lo que permite presuponer que conocen sus planes para estos casos. La comisión propondrá un nuevo presidente y el consejo de administración, que se reunirá a continuación, deberá elegirlo por dos tercios de los votos.
El Santander se caracteriza por una forma rápida y ejecutiva en su gestiona por lo que la mayoría de las fuentes consultadas apuestan por la llegada de Ana Patricia Botín. El fallecido presidente emitió una señal clara de por dónde iría su sucesión al nombrar a Javier Marín como consejero delegado en abril de 2013 en sustitución de Alfredo Sáenz. Marín, además de ser una persona de confianza de Emilio Botín porque ocupó el puesto de secretario personal durante años, también trabajó estrechamente con Ana Patricia y se considera una persona de su entorno de confianza. Este nombramiento fue el primer gesto del patriarca banquero de por dónde iría el grupo en el futuro.Fuentes del sector, así como otras cercanas a la entidad, consideran queAna Patricia Botín tomará el relevo de su padre. Trasladada de urgencia desde Londres hace unas horas al conocer la noticia, ya se encuentra en Madrid haciéndose cargo de los principales asuntos. Pese a ser una multinacional con presencia en más de 15 países, (y el banco más grande de la Zona euro) la entidad cántabra siempre se ha gestionado con un estilo que recuerda a las empresas familiares, aunque los Botín tienen una participación minoritaria en el capital.
Larga trayectoria
La trayectoria de Ana Patricia es larga en el Santander. Fue nombrada por primera vez consejera del banco el 4 de febrero de 1989. Desde 1992 es directora general y ahora es consejera delegada de la filial del Santander en el Reino Unido, que se ha convertido en la principal división del grupo en estos momentos por beneficios. Esta es, sin duda, una buena carta de presentación para la comunidad financiera internacional si finalmente alcanza la presidencia. Esta ejecutiva sabe lo que es debatir con los principales inversores del mundo, localizados en la City londinense, así como con los supervisores británicos, considerados entre los más exigentes tras la crisis financiera internacional. También ha trabajado en Estados Unidos, ya que la hija de Emilio Botín se incorporó a la entidad tras un período en JP Morgan (1981-1988). No obstante, su principal labor en el mundo financiero fue la presidencia ejecutiva de Banesto, cargo que ocupó entre 2002 y 2010, antes de marcharse a Londres. Además, es consejera no ejecutiva de The Coca-Cola Company.
Banqueros conocedores del Santander comentan que con el cierre de la etapa de Botín, se abre una renovación de parte del consejo, ya que buena parte de ellos tienen una avanzada edad. También se espera un cambio en el comité ejecutivo, con un reforzamiento de las personas de confianza de Ana Patricia Botín. Sin embargo, todos los movimientos deberán esperar a los resultados de las pruebas de estrés, que se conocerán a final de octubre y que supondrán la llegada del nuevo supervisor, el Banco Central Europeo (BCE). La muerte de Botín ha coincidido con el final del Banco de España como supervisor por lo que la persona que ocupe la presidencia de Santander estará más pendiente de los directivos de Fráncfort que los de Madrid. Todo un símbolo de la nueva etapa del Santander y de toda la banca europea.EL PAIS