Un amplio dispositivo de seguridad, un aviso de bomba que resultó ser falso y algunos incidentes entre manifestantes y la policía han precedido hoy un acto de homenaje al fallecido dictador chileno Augusto Pinochet, afirman fuentes policiales.
El área en torno al teatro Caupolicán, en la céntrica calle San Diego, de Santiago, está acordonada desde las primeras horas de este domingo por carabineros, que además desviaron el tránsito y tomaron otras precauciones, como permitir el acceso al recinto sólo a quienes porten su entrada.
El mencionado teatro fue elegido por la "Corporación Once de Septiembre" para homenajear a Pinochet y exhibir un documental sobre el dictador que, según los organizadores, cuenta "la verdad" de lo ocurrido en Chile respecto del golpe de 1973 y la dictadura militar (1973-1990).
Los detractores de Pinochet fueron autorizados a congregarse en el parque Almagro, a unas tres cuadras del teatro, en cuyas cercanías una treintena de simpatizantes del dictador han gritado consignas a su favor desde temprano.
Unos 300 detractores del gobernante de facto, fallecido el 10 de diciembre de 2006, trataron de llegar hasta el teatro, mientras gritaban consignas e insultaban a quienes se dirigían al recinto, pero fueron contenidos por la policía en medio de conatos y forcejeos entre agentes y manifestantes.
La noche del sábado, varios miembros de organizaciones humanitarias se encadenaron en la entrada del teatro, en señal de repudio al acto, pero al cabo de algunas horas se retiraron de forma pacífica.
"Este acto es una afrenta mayor para las víctimas del terrorismo de Estado, hacia sus familiares y hacia cualquier ciudadano con espíritu democrático", dijo a los periodistas Félix Madariaga, portavoz del grupo.
"Pinochet es el Hitler chileno y no permitiremos que bajo una falsa libertad de expresión argumentada por el Gobierno se rinda tributo al más nefasto de los mandatarios que han estado en La Moneda", añadió.
Durante la mañana, artificieros del Grupo de Operaciones Especiales (Gope) de Carabineros acudieron tras un aviso de que en una sucursal del Banco Santander, situada en las cercanías del teatro, había una bomba.
Tras los peritajes de rigor, la policía comprobó que se trataba de una bomba falsa en cuyo interior había un cartel con la leyenda "ni perdón ni olvido".
EFE