El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro británico, David Cameron, pusieron hoy una nota de color en la cumbre del G8 al protagonizar un duelo a brochazos para ayudar a unos escolares norirlandeses a pintar un mural.
Antes del comienzo oficial de la reunión del G8 en el lujoso y aislado hotel Lough Erne, próximo a la localidad de Enniskillen, ambos líderes efectuaron una parada en una de sus escuelas para colaborar en el mural.
Como recuerdo, dejaron un mensaje bajo sus respectivas firmas: "Sueña sueños grandiosos", dejó escrito Obama a los colegiales, mientras que Cameron les dio las "gracias por todo lo que hacéis".
Los dos políticos llegaron juntos en el coche oficial de Obama, conocido popularmente como "La Bestia", al Colegio de Primaria Integrada de Enniskillen, el único en todo el condado de Fermanagh que mezcla a estudiantes católicos y protestantes.
Allí pudieron charlar con alumnos y personal del centro educativo, establecido por iniciativa de toda la comunidad como respuesta al brutal atentado perpetrado por el ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) en esa localidad en 1987, que causó la muerte a once personas e hirió a más de 60.
Ya en el patio del colegio, Obama y Cameron se pusieron manos a la obra, brochas en mano, para ayudar a los escolares a finalizar dos secciones del mural.
Con deportividad, el presidente estadounidense reconoció en un momento del duelo que se había salido un poco con la pintura de los límites marcados y que tampoco había superado a su rival en velocidad de ejecución.
"Vaya, me sabe mal. No había anticipado que David iba a moverse tan rápido", bromeó Obama, que en el pasado ya había retado en una ocasión a Cameron en un partido de tenis de mesa.
EFE