(Brasilia, EFE).- El expresidente de Petrobras, Sergio Gabrielli, afirmó hoy que, dado el “gigantesco” volumen de negocios de la empresa, era “imposible” detectar mediante mecanismos internos las corruptelas en la petrolera estatal brasileña.
“Esto es un caso de Policía y sólo la Policía podía descubrirlo”, declaró Gabrielli ante una comisión parlamentaria que investiga una vasta red de corrupción que desde fines de la década de 1990 habría desviado miles de millones de dólares de la mayor empresa de Brasil.
Gabrielli explicó que para una empresa con unos 90.000 empleados y un volumen multimillonario de negocios es “imposible” detectar la actividad ilícita de unos “pocos directores”.
Según el expresidente de la compañía, “no hay ninguna corrupción sistemática en Petrobras”, sino operaciones ilícitas practicadas por “algunos” de los directivos que han sido descubiertas y están en manos de la Justicia.
Las afirmaciones de Gabrielli, dirigente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT),caldearon los ánimos de los diputados de opositores, que se afincaron en declaraciones de un exgerente de la empresa que, en esa misma comisión, declaró que la corrupción en Petrobras se acentuó cuando esa formación llegó al poder.
Pedro Barusco, exgerente de Servicios de Petrobras, detenido por el caso y quien se comprometió a devolver a los cofres públicos 100 millones de dólares producto de esas maniobras, aseguró que la corrupción “se institucionalizó” desde 2003, cuando el PT asumió el poder con Luiz Inácio Lula da Silva, antecesor de la presidenta Dilma Rousseff.
El diputado Onyx Lorenzoni, del opositor partido Demócratas (DEM), respondió exaltado y tildó a Gabrielli de “cínico” y “cómplice” del “robo” en la empresa que presidió entre 2003 y 2012.
“Usted es cómplice de un asalto de proporciones gigantescas” y “responsable” de “la banda infiltrada por el PT en Petrobras”, dijo Lorenzoni.
Gabrielli, por su parte, se limitó a precisar que no figura entre las personas investigadas por la Justicia, entre las que están 49 políticos, en su gran mayoría de la base de apoyo a Rousseff, así como exdirectores de la compañía y decenas de empresarios.
Según la Policía, las empresas obtenían contratos amañados con Petrobras, inflaban los precios de las obras y luego parte de esa diferencia era repartida entre los directores de la petrolera y los políticos que encubrían las corruptelas.