La "marcha de las mujerzuelas", convocada por grupos de mujeres para protestar contra la violencia de género y el acoso sexual, recorrió una céntrica zona de Brasilia.
La manifestación fue convocada por distintos grupos, pero todas concentraron en la Plaza de la Torre de Televisión de la capital, desde donde arrancaron rumbo a la Explanada de los Ministerios, una avenida en la que sitúan todos los edificios del poder público, en su mayoría vacíos este sábado.
La marcha forma parte de un movimiento global que nació este año en protesta por comentarios considerados machistas del jefe de la policía de Toronto (Canadá), Michael Sanguinetti.
En un seminario sobre inseguridad, el policía afirmó que si las mujeres no quieren ser víctimas de violaciones o acoso sexual "no deberían vestirse como putas", con lo cual encendió una mecha que corrió por el mundo en forma de protestas y manifestaciones, que ya han movilizado a miles de mujeres en decenas de países.
"Queremos acabar con esa idea de que las mujeres son santas o prostitutas. No somos ni una cosa ni otra. Somos libres", declaró la antropóloga Julia Zamboni, una de las organizadoras de la marcha, que congregó a unas 800 personas, en su mayoría mujeres.
Los participantes en la marcha repartieron panfletos en los que sostienen que "todas las mujeres de este mundo, sean madres, hijas, abuelas, prostitutas o santas, todas merecen respeto".
Junto a ellas, otras cientos de personas marcharon por el centro de Brasilia para exigir la liberación del consumo de marihuana, una droga que equipararon al tabaco o al alcohol, que se venden sin ningún tipo de restricciones.
La llamada "Marcha por la Libertad" también forma parte de un movimiento mundial, que plantea la despenalización de la tenencia y el consumo de cannabis.
Este sábado, las marchas por la legalización de la marihuana se multiplicaron en Brasil y, según los organizadores, se realizaron en Brasilia y en otras 80 ciudades de todo el país.
Las convocatorias se multiplicaron después de que, esta semana, las marchas fueron autorizadas por el Supremo Tribunal Federal, que revocó decisiones de diversos juzgados que las habían prohibido por considerarlas una apología al consumo de drogas.
Según la sentencia del Supremo, la libertad de expresión y el derecho de reunión son principios superiores y deben ser respetados por las autoridades.
EFE