(AFP) - Cinco ministros bolivianos e indígenas amazónicos opuestos a una ruta que atraviesa una reserva ecológica iniciaron este sábado una negociación luego de más de dos semanas de conflicto, informó el titular de la Presidencia, Carlos Romero.
“Finalmente se ha impuesto la racionalidad. El diálogo se ha encaminado, se han esclarecido muchos elementos, algunos elementos que contaminaban un diálogo sincero. Estamos optimistas, por esto, tenemos esperanza, el diálogo ya está encaminado”, dijo Romero, al inicio de las negociaciones.
El diálogo, instalado en un escampado de una universidad local de San Borja con la presencia de la prensa y centenares de indígenas que caminaron hasta ahora más de 100 km rumbo a La Paz, cuenta con la presencia de observadores de las Naciones Unidas y de la Defensoría del Pueblo.
Mientras tanto unos 2.000 indígenas que marchan desde el 15 de agosto desde la localidad de Trinidad hasta La Paz, en un trayecto de 603 km, permanecen en vigilia en San Borja, siguiendo el curso de las negociaciones.
El dirigente del Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qollasuyu (CONAMAQ), Rafael Quispe, dijo que la negociación se inició con la presencia de funcionarios de la oficina estatal de caminos “explicando las rutas alternativas” al trazo propuesto por el gobierno, que cortaría en dos una reserva ambiental.
“Una vez acabadas las explicaciones (de parte del gobierno) nosotros también vamos a exponer nuestra opinión, nuestro criterio”, anunció.
A pesar del inicio del diálogo, miles de indígenas y campesinos afines al presidente Evo Morales realizan este sábado una concentración pública en la que se pronuncian en favor de la carretera cuestionada, que unirá la región cocalera de Villa Tunari, cuna política del mandatario, con San Ignacio de Moxos.
La ruta es parte de la carretera que unirá los océanos Pacífico y Atlántico y beneficiará el comercio de América del Sur.
Los nativos rechazan su construcción, que está llevando a cabo el gobierno en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), situado en el centro del país y rico en flora y fauna, que según ellos provocará daños ambientales.
La vía está financiada por Brasil, con un costo total de 415 millones de dólares.